De vuelta a la sección Oficial, acudimos con expectación a
la proyección de la última película de Matteo Garrone, un director al que le
gusta el festival de cine de Sevilla, del que ya se llevó un recuerdo en forma
de premio en 2008.
Después del verismo descarnado de Gomorra, casi un
documental, Matteo Garrone juega con otro realismo, el de los programas de
televisión, y propone una tragicomedia que discurre entre la comedia a la
italiana y el cine de Fellini: Luciano es un pescadero de Nápoles que vive
obsesionado con participar en el “Grande Fratello”, el “Gran Hermano” del país
transalpino. Luciano ha superado los dos primeros casting y espera el aviso que confirme su participación en la nueva
entrega del reality. Mientras llega la ansiada llamada, Luciano va
preparando lo que será su nueva vida de famoso: vende la pescadería, promete
una vida de lujo a su familia y se vuelve en exceso caritativo con pobres y vagabundos
temiendo que le estén vigilando los responsables del programa, fingiendo ser lo
que no es para caer en gracia a los productores y forzar su presencia en la
televisión.
En Reality, Garrone rueda una película
costumbrista que denuncia la alienación de los programas basura, la obsesión
por salir del anonimato, por escapar de la pobreza gracias a un golpe de suerte
en forma de concursante del programa de moda. Pero quizás su principal objetivo
es presentar la persecución de un sueño que, finalmente, deforma la realidad
—el título de la película no se refiere únicamente a la televisión— para adaptarla
a la mente enfermiza del protagonista. Mientras Luciano se siente partícipe de
la aventura de “Gran Hermano”, el resto de personajes, amigos, familia —y el
público— van observando su progresiva degradación sin poder hacer nada por
evitarlo.
Garrone fabrica una historia amarga salpicada de comedia,
que se transforma en surrealista, en felliniana,
a medida que la locura va haciendo mella en Luciano. En ese sentido, es
significativa la visita de Luciano y su familia a Cinecittá y el encuentro con todo tipo de actores, alguno
caracterizado de payaso o arlequín, en un claro homenaje al cine del director
de Amarcord.
También lo es la secuencia en la discoteca donde se presenta el ganador del
“Grande Fratello” volando por los aires, por encima de la cabeza de Luciano que
sueña parecerse a él algún día. El director italiano recurre a una cámara casi
subjetiva para ponernos en el lugar del protagonista y negocia unos larguísimos
planos secuencia para no perder la mirada de Luciano, para dejar claro cuál es
el punto de vista de una persona trastornada a causa de un deseo legítimo: el
de salir de la miseria.
Sólo el ojo que todo lo ve del director —el ojo fílmico del
“Gran Hermano” cineasta, el objetivo de Garrone— se muestra en el arranque y en
el final, para redondear la cinta y dejar claro quién observa la historia. Nos
referiremos sólo al primero para dejar la sorpresa del segundo al espectador:
se trata de un largo plano a vista de pájaro, el de la comitiva nupcial, un
coche de caballos que lleva a la pareja de novios a una lujosa ceremonia. Es al
terminar el convite cuando el director nos dice lo que es real y lo que no lo
es. Los invitados, ataviados con sus mejores galas, vuelven a sus míseras
viviendas de paredes desconchadas y escaleras interminables sin ascensor. La
boda fue un espejismo, igual que los realities,
la realidad es la que se descubre cuando cada uno de ellos se despoja de los
vestidos. Garrone pierde el tiempo —lo gana— en la mejor secuencia: visitando
una a una las míseras habitaciones y descubriendo los cuerpos grasientos, fláccidos, viejos y
empobrecidos de cada uno los personajes mientras se desnudan.
Ver Ficha de Reality.
Supongo que no hay barreras culturales viendo una peli así, y si es italiana, menos. Muy interesante, parece. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esto del Gran Hermano es universal, por desgracia.
EliminarUn abrazo
Otra que me apetece mucho ver. "Gomorra" me gustó aunque algo menos que el excelente libro de Roberto Saviano en la que se basa: suele suceder. Por lo que leo este "Reality" es un cambio de registro, pero ¿no es también una denuncia social?
ResponderEliminarSaludos
Sí, es un cambio de registro total y, desde luego, una denuncia social en toda regla.
EliminarSaludos.