Nuestro empeño, en esta edición del festival de cine de
Sevilla, de ver las películas españolas que participan en la sección Oficial
nos ha llevado a asistir al estreno en pase de prensa de Recoletos, la nueva
película del artesano Pablo Llorca.
Y decimos artesano en su acepción más literal, por lo
primitivo de su cine, en formato vídeo, una especie de serie B a la española
que elogiamos por su atrevimiento, pero que no tiene la suficiente calidad
técnica para presentarse a un festival de este porte. No por el formato, si no
por las interpretaciones forzadas (alguno se libra), la imagen casera o la evidente
deficiencia del sonido.
A pesar de estos inconvenientes, nos pondremos del lado de
la organización del certamen e intentaremos enjuiciar una película que quiere
ser un drama, pero que roza la comedia, y que, por tanto, desconcierta al
público sin terminar de cuajar en ninguno de los dos géneros para, finalmente,
rematar con un mensaje político-social.
Y es que la pintada de la escena final —“PPSOE, no les
votes”— y la pegatina que luce una joven perteneciente al movimiento de los
“indignados” nos da una pista de por dónde van los tiros. El estar en contra de
la alternancia política y del bipartidismo, la idea de que ambas formaciones
son igual de odiosas, puede ser el fondo de este largometraje cuando los
protagonistas principales son de distinta clase social y de diferente condición política: Jaime, un antiguo militante de izquierdas (el
vecino que vive “arriba”) y el nuevo portero del bloque (el de “abajo”). Ambos
personajes tienen un asunto pendiente que se remonta a más de treinta años
atrás cuando el segundo pertenecía al régimen opresor franquista y torturó al primero.
Si el portero facha es rechazable no sólo por su pasado, si
no también por sus trapicheos del presente y por no dudar en usar el chantaje
para poder llevarlos a cabo, Jaime no lo es menos por las continuas mentiras a
su familia, por llevar una doble vida como amante de una vecina del bloque y
por aceptar ser el presidente de una empresa nacida de la corrupción y el pelotazo. Las ideologías para Jaime son
cosas del pasado y ahora, en el presente, sólo parecen usarse como bromas entre
compañeros, sin ningún significado. En su trabajo, ser “rojo” o “facha” es lo
mismo, igual que ser de uno u otro equipo de fútbol; un falso, absurdo e inútil
maniqueísmo.
La trama, como decimos, oscila entre el drama y la comedia.
El drama de una familia a punto de la desintegración y de una relación abocada
al fracaso; y la comedia provocada por algunas situaciones absurdas y ciertos
diálogos graciosos. Quizás lo mejor sea esta segunda cara de la película de
Llorca, la que arranca las sonrisas del público, y hasta las carcajadas, pero también
la que nos lleva a preguntarnos si era esa la verdadera intención del director.
Una duda ésta que es un síntoma inequívoco
de que algo falla.
Sin duda, mejor quedarse con el lado cómico porque el tema político, visto de ese modo, ya está muy manido en el cine español, no? Un abrazo, Ethan.
ResponderEliminarSí, creo que lo se salva de la película son algunos golpes graciosos y la interpretación de Cesáreo Estébanez.
EliminarUn abrazo.
Gracias Ethan por ofrecernos calentita la crónica del Festival y aquellas pelis que puedan destacar.
ResponderEliminarAl final no pude ir a ver "Royal Affaire", demasiadas cosas a la vez...
EliminarPues la verdad, gracias por la crítica..pero una peli así me produce bastante hastío. No sé de donde viene esa afición del cine español de amoldar la realidad a su mensaje (que suele ser astante tosco además) en vez de mostrar lo que hay. Una historia no funciona si la maleas para que encaje en tus parámetros mentales, necesitas un conflicto potente, supongo...y por lo que dices, aquí no lo hay.
ResponderEliminarUn saludo :)
No puedo estar más de acuerdo contigo.
EliminarUn saludo.
No conocía de nada este filme y lo has puesto tan feo que poco atrae, pero también no soy muy participe del cine político, que he tenido mi etapa con todos los hombres del presidente y hasta leí el libro entero que cuando veo algo similar me da una pereza horrible. Si un filme dramático o político causa risa es que definitivamente no es bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarLo tiene difícil para distribuirse, ya veremos. No es un filme político al uso, pero sí que usa el mensaje político tal como dice Explorador.
EliminarUn abrazo.
Bueno, Ethan. La verdad, que te has marcado unas crónicas para enmarcar. Se agradece tu trabajo. Pues, así uno se pone al día de film más complejos y difíciles de visionar en las multisalas. Qué el festival de Sevilla siga por la buena senda, trayéndonos buen cine como hasta ahora. Gracias y un abrazo
ResponderEliminarAlgunos imposibles de ver de otra forma, ni siquiera buscándolos por la red.
EliminarUn placer contarlo.
Un abrazo.
Es una película claramente de serie B y hay que tomársela como tal, pero que esté en la Sección Oficial ha desentonado mucho porque el público hemos querido tomárnosla en serio y muchas veces nos ha producido risa, porque no esperábamos algo así.
ResponderEliminarLa esposa del protagonista parece casi su madre y su interpreteación deja mucho que desear, pero es que no es otra que Beatriz Pécker, periodista; algo similar pasa con José Ramón Rey.
Tienes toda la razón. Yo he querido enjuiciarla teniendo en cuenta su procedencia a la serie B. Lo de Beatriz Pécker también es cierto, muy poco adecuada al papel que representa.
EliminarSaludos.
Creo que no estoy para ver películas de estas: cuando pasen unos años y la memoria engañe al recuerdo y veamos de otro modo aquellos días negros. Ahora sólo apetece escapar.
ResponderEliminarSaludos.
Desde luego, no es muy apetecible. Yo la he visto por lo que ya he contado de mi empeño en ver la representación española en el festival, porque otros años he pasado un poco del cine patrio. Pero la decepción ha sido enorme y lo malo es que por culpa de ver estas pelis me he perdido otras más interesantes.
EliminarSaludos.