La notte brava (1959)
A finales de los años cincuenta y primeros sesenta una nueva
generación de directores italianos superaron el neorrealismo, o evolucionaron a
partir de él de una forma más crítica. Algunos se radicalizaron para seguir los
movimientos marxistas que luego coincidieron con el mayo del 68, otros
simplemente daban testimonio de lo que sucedía en el país, principalmente en
los barrios bajos de una Roma que ya no era la “ciudad eterna”, al menos no en
los suburbios que retrataba la cámara de Mauro Bolognini, uno de aquellos
realizadores.
Cuando Bolognini dirigió La notte brava ya llevaba
una (discreta) carrera que parecía haberse especializado en comedias
sentimentales. Sin embargo, a raíz del encuentro con el futuro director Pier
Paolo Pasolini, su cine cambió radicalmente; para bien. Los guiones de Pasolini
fueron todo un descubrimiento, en especial el de La notte brava, donde ya
se aprecia el cine que vendría de la mano de uno de los mejores directores
italianos de la historia.
Basado en una novela del propio Pasolini, La notte brava narra las andanzas de tres jóvenes que pasan la vida robando, engañando a las prostitutas y deambulando sin nada que hacer por las calles de Roma.
Únicamente pequeñas ganancias pasajeras, resultantes de tristes robos, alteran algo la rutina, pero su duración es tan limitada que se lo gastan todo en una sola jornada siguiendo el lema de “vivir al día” o de “Dios proveerá”. En un día y una noche, Bolognini sigue de cerca al trío de delincuentes que ni siquiera son amigos cuando a la menor oportunidad se roban unos a otros.
En la línea de Los inútiles (I vitelloni, Federico Fellini, 1953), pero con mayor crudeza y realismo, Bolognini se vale de la
experiencia de Pasolini en la jerga y el conocimiento de los barrios bajos para
rodar este drama que significó un punto de inflexión en su carrera como cineasta.
La giornata balorda (1960)
De nuevo con Pasolini a los mandos del guión, aunque en esta
ocasión sirviéndose de una novela de Alberto Moravia, Bolognini filma lo que
podría ser una continuación de La notte brava. Bolognini condensa
otra vez el relato en una sola jornada, sin abandonar el escenario de los barrios
bajos romanos, para construir el retrato realista de Davide, un joven en paro
que aprovecha cualquier oportunidad (legal o ilegal) para lograr algunas liras.
La búsqueda de trabajo de Davide configura la estructura de
la película. El encuentro con una antigua amiga (ahora prostituta), los
trapicheos en un negocio fraudulento de aceite contaminado y los devaneos con
una caprichosa mujer de la alta sociedad, son algunos de los episodios en los
que se ve envuelto el protagonista.
Igual que en La notte brava, casi nada cambia en
la vida de Davide, como tampoco en la de los tres ladrones de la primera cinta.
Tanto en una como en otra película, los personajes viven en un círculo vicioso
de miseria en el que un día no se distingue del otro. De hecho los planos de
apertura y cierre en cada una de las cintas son coincidentes para dar la
sensación de tránsito hacia ninguna parte, de deambular dentro de un laberinto
sin salida.
En La giornata balorda, Bolognini lleva su a su máxima expresión dicha estructura cuando Davide, en su afán de lograr empleo, va de uno a otro empresario, gracias a cartas de recomendación que, finalmente, le llevan al primero con el que inició la búsqueda.
En La giornata balorda, Bolognini lleva su a su máxima expresión dicha estructura cuando Davide, en su afán de lograr empleo, va de uno a otro empresario, gracias a cartas de recomendación que, finalmente, le llevan al primero con el que inició la búsqueda.
El realismo crítico de Bolognini, y la pluma de Pasolini,
más la aparición de nuevos valores de la interpretación (Jean Sorel, Lea Massari, Franco Interlenghi, Elsa Martinelli, Rossana Schiaffino, Jean-Claude
Brialy, etc.) le dieron fuerza a un nuevo modelo de realización, emparentado
con las nuevas olas europeas (Nouvelle Vague, Free Cinema,…), una manera de
dirigir y actuar que ahora forman parte de lo que llamamos cine moderno.
Leí una edición en catalán de "Ragazzi di vita", la novela en que se basa la primera película.
ResponderEliminarImpresionante la entrada de Euro Internacional Films. Esas columnas me han recordado a la versión italiana de "Soy Leyenda" (El último hombre sobre la Tierra) con Vincent Price deambulando por una Roma desierta.
Saludos!
Borgo.
No he leído la novela de Pasolini, pero "La notte brava" tiene mucho que ver con "Accattone", la primera película de Pasolini, también escrita por él y basada en un argumento propio.
EliminarSaludos
Deje un comentario pero me temo que se ha esfumado.
ResponderEliminarDecía que parece ser un cine que resiste el paso del tiempo y conecta con un lenguaje que conocemos.
Lecciones de cine que agradecemos, Ethan, como tus amables comentarios.
Un abrazo.
Pues sí, parece que tu mensaje se ha perdido por el ciber espacio. Lo he buscado en el pozo del spam, pero tampoco estaba. Miesterios de la informática.
EliminarLas dos películas son costumbristas, de un contexto muy concreto de posguerra y con una generación desencantada como protagonista: los niños de la guerra, que ahora sobreviven sin nada que hacer debido al paro y sólo cuentan con la miseria como compañera.
Abrazos.
Dos buenos ejemplos de cómo el neorrealismo evolucionó hacia propuestas más transgresoras. En ambos casos, como señalas, la contribución de Pasolini fue determinante.
ResponderEliminarSaludos.
Funcionó bien este retrato de la "otra" Roma a cargo del tandem Bolognini-Pasolini.
ResponderEliminarSaludos.