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Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:
Young Sánchez (Mario Camus, 1963). Julián Mateos, Carlos Otero. (Popular TV, viernes 6 a las 16:15)
Los años sesenta en Europa se identifican con el cambio generacional y formal del cine en casi todos los países. "Revoluciones" culturales como el "Free Cinema" o la "Nouvelle Vague" salpicaron de frescura el panorama cinematográfico del continente. Hasta España, sumergida en un régimen duro y censor, tuvo una tímida renovación que se conoce con el nombre de "El Nuevo Cine Español". Nuevos autores -y productores- intentaron hacer un cine moderno, realista y más centrado en los problemas sociales que en los típicos géneros arcaicos (folclore, historia, comedia, etc.). Mario Camus fue uno de aquellos pioneros de la nueva ola, que por desgracia se quedó en marejadilla a causa de una represión más dura y un rechazo por parte del público, poco acostumbrado a estas novedades. Young Sánchez pertenece a este movimiento y es una de las primeras cintas de Camus.
El relato del boxeador que da título a la película (muy buen trabajo el de Julián Mateos, premiado en algún festival), que comienza su andadura como profesional, sirvió al director para adentrarse en el realismo. Con los ingredientes característicos del género pugilístico (los combates, el juego sucio, el aprendizaje, la lealtad entre alumno y maestro, etc.) juega Mario Camus para presentar un buen ejercicio de estilo, con secuencias muy bien rodadas, como las del footing o el duelo en la playa.
Sin embargo es un cine formalista que no acaba de encontrar su sitio. La cinta se encuentra a caballo entre el naturalismo francés de Bresson (secuencias detallistas de la preparación para el combate o los entrenamientos); el Neorrealismo italiano, con escenas documentales del público que asiste al espectáculo -y mira a la cámara sorprendido- y actores que son púgiles de verdad; y el género negro estadounidense, con la inclusión de mansiones y automóviles que parecen extraídos de un barrio lujoso de Los Ángeles.
Vista hoy se resiente de algunos fallos en las largas secuencias de los combates, pero es meritorio el intento del realizador por ayudar a cambiar el cine de la época. Con esa finalidad, Camus se hace con la historia -y el excelente guión- de Ignacio Aldecoa. El escritor incluye tres o cuatro personajes que giran alrededor del protagonista y que ayudan a configurar su personalidad: el entrenador y consejero, origen del conflicto interno de Young; su amigo, un boxeador en decadencia, que se convierte en una referencia constante de lo que le puede deparar el futuro y, por tanto, rechazable; y un manager mafioso, que pretende exprimirle al máximo.
Pero lo más destacable de todo el filme es su conclusión. Un final no esperado, que se aparta de la línea clásica, moralizante y previsible y que, milagrosamente, supera la censura para quedarse en la historia de nuestro cine como un loable ensayo de disidencia.
Anatomía de un asesinato (Anatomy of a Murder de Otto Preminger, 1959). James Stewart, Lee Remick. (Telemadrid y La Otra, sábado 7 a las 01:15 y martes 10 a las 22:40, respectivamente)
Pocas cintas consiguen atraer la atención del espectador justo antes de que comience la acción. En Anatomía de un Asesinato, su director lo logra plenamente gracias a una excelente música de Duke Ellington – homenajeado en la película con un pequeño papel- y a unos famosos créditos del especialista Saul Bass: unos siniestros recortes de lo que parece ser un muñeco; un cadáver de papel… leer más
El Gabinete del Doctor Caligari (Das Kabinett des Dr. Kaligari de Robert Wiene, 1919). Werner Krauss, Conradt Veidt. (Canal 300, domingo 8 y lunes 9 a las 04:15 y 05:50, respectivamente)
Película definitiva sobre un movimiento expresionista que llega algo tarde a la gran pantalla, pero de forma espectacular. Para algunos es la primera cinta verdadera de terror y, desde luego, una obra maestra del cine de todos los tiempos. Narra los crímenes de un inquietante sonámbulo (Cesare), que es sometido a la voluntad del Dr. Caligari por medio de la hipnosis.
La importancia del filme es tal que dio origen a un subgénero que se llamó "Caligarismo", y que podría definirse como el expresionismo en su estado más puro. Así, la película está rodada en interiores, con unos decorados pintados en tela que son la clave del éxito del filme. Las perspectivas imposibles, las ventanas torcidas, los tejados inclinados y los caminos tortuosos reflejan el estado de ánimo de los personajes. Los actores protagonistas, Werner Krauss (Caligari) y Conradt Veidt (Cesare), interpretan de manera estilizada. Una actuación basada en movimientos eléctricos; exageración perfectamente estudiada e intencionada para que forme parte de un todo armónico representativo del movimiento al que pertenece.
Gran parte del merito de la película –como poco a partes iguales con el director Robert Wiene- corre a cargo de los guionistas Mayer y Janowitz y de los decoradores Warm, Reimann y Rohrig. Con respecto al guión, decir que trataba de construir una metáfora sobre la utilización que el Estado alemán hizo del pueblo durante la Primera Guerra Mundial. De esta forma Caligari era el gobierno y Cesare el hipnotizado pueblo que combatía. Demasiado fuerte para la época, lo que provocó un cambio de la trama, de tal forma que todo pareciera la invención de un loco. Esta ambigüedad final es parte del atractivo del largometraje.
Por último, una curiosidad: la cinta, producida por el legendario Erich Pommer, fue inicialmente encargada a Fritz Lang. El director de Metrópolis rehusó la oferta, pero aportó alguna idea interesante. Le propuso al guionista Hans Janowitz que incluyera una escena inicial y otra final, en un jardín del sanatorio, libre de toda estilización expresionista para diferenciar lo real de lo imaginario. Así se hizo.
La Mujer del Teniente francés (The French Lieutenant’s Woman de Karel Reisz, 1981). Meryl Streep, Jeremy Irons. (TV3, domingo 8 a las 23:20)
Reputada película en su momento, aunque excesivamente literaria, es este filme de Reisz, que se aleja sensiblemente del movimiento “Free Cinema” británico, del que fue un claro exponente. Con un guión especular, la acción transcurre en paralelo entre la realización de una película y la historia que se quiere representar. En el rodaje, los actores mantienen una relación que tiene más de un punto en común con la que se establece en la ficción. Con esta trama original el director nos propone un melodrama victoriano que se refleja en la vida real. Es una estructura narrativa que se ha repetido bastante y que recuerda, en su aspecto formal, a la Noche Americana (La Nuit Americaine, 1973) de Francois Truffaut.
Young Sánchez (Mario Camus, 1963). Julián Mateos, Carlos Otero. (Popular TV, viernes 6 a las 16:15)
Los años sesenta en Europa se identifican con el cambio generacional y formal del cine en casi todos los países. "Revoluciones" culturales como el "Free Cinema" o la "Nouvelle Vague" salpicaron de frescura el panorama cinematográfico del continente. Hasta España, sumergida en un régimen duro y censor, tuvo una tímida renovación que se conoce con el nombre de "El Nuevo Cine Español". Nuevos autores -y productores- intentaron hacer un cine moderno, realista y más centrado en los problemas sociales que en los típicos géneros arcaicos (folclore, historia, comedia, etc.). Mario Camus fue uno de aquellos pioneros de la nueva ola, que por desgracia se quedó en marejadilla a causa de una represión más dura y un rechazo por parte del público, poco acostumbrado a estas novedades. Young Sánchez pertenece a este movimiento y es una de las primeras cintas de Camus.
El relato del boxeador que da título a la película (muy buen trabajo el de Julián Mateos, premiado en algún festival), que comienza su andadura como profesional, sirvió al director para adentrarse en el realismo. Con los ingredientes característicos del género pugilístico (los combates, el juego sucio, el aprendizaje, la lealtad entre alumno y maestro, etc.) juega Mario Camus para presentar un buen ejercicio de estilo, con secuencias muy bien rodadas, como las del footing o el duelo en la playa.
Sin embargo es un cine formalista que no acaba de encontrar su sitio. La cinta se encuentra a caballo entre el naturalismo francés de Bresson (secuencias detallistas de la preparación para el combate o los entrenamientos); el Neorrealismo italiano, con escenas documentales del público que asiste al espectáculo -y mira a la cámara sorprendido- y actores que son púgiles de verdad; y el género negro estadounidense, con la inclusión de mansiones y automóviles que parecen extraídos de un barrio lujoso de Los Ángeles.
Vista hoy se resiente de algunos fallos en las largas secuencias de los combates, pero es meritorio el intento del realizador por ayudar a cambiar el cine de la época. Con esa finalidad, Camus se hace con la historia -y el excelente guión- de Ignacio Aldecoa. El escritor incluye tres o cuatro personajes que giran alrededor del protagonista y que ayudan a configurar su personalidad: el entrenador y consejero, origen del conflicto interno de Young; su amigo, un boxeador en decadencia, que se convierte en una referencia constante de lo que le puede deparar el futuro y, por tanto, rechazable; y un manager mafioso, que pretende exprimirle al máximo.
Pero lo más destacable de todo el filme es su conclusión. Un final no esperado, que se aparta de la línea clásica, moralizante y previsible y que, milagrosamente, supera la censura para quedarse en la historia de nuestro cine como un loable ensayo de disidencia.
Anatomía de un asesinato (Anatomy of a Murder de Otto Preminger, 1959). James Stewart, Lee Remick. (Telemadrid y La Otra, sábado 7 a las 01:15 y martes 10 a las 22:40, respectivamente)
Pocas cintas consiguen atraer la atención del espectador justo antes de que comience la acción. En Anatomía de un Asesinato, su director lo logra plenamente gracias a una excelente música de Duke Ellington – homenajeado en la película con un pequeño papel- y a unos famosos créditos del especialista Saul Bass: unos siniestros recortes de lo que parece ser un muñeco; un cadáver de papel… leer más
El Gabinete del Doctor Caligari (Das Kabinett des Dr. Kaligari de Robert Wiene, 1919). Werner Krauss, Conradt Veidt. (Canal 300, domingo 8 y lunes 9 a las 04:15 y 05:50, respectivamente)
Película definitiva sobre un movimiento expresionista que llega algo tarde a la gran pantalla, pero de forma espectacular. Para algunos es la primera cinta verdadera de terror y, desde luego, una obra maestra del cine de todos los tiempos. Narra los crímenes de un inquietante sonámbulo (Cesare), que es sometido a la voluntad del Dr. Caligari por medio de la hipnosis.
La importancia del filme es tal que dio origen a un subgénero que se llamó "Caligarismo", y que podría definirse como el expresionismo en su estado más puro. Así, la película está rodada en interiores, con unos decorados pintados en tela que son la clave del éxito del filme. Las perspectivas imposibles, las ventanas torcidas, los tejados inclinados y los caminos tortuosos reflejan el estado de ánimo de los personajes. Los actores protagonistas, Werner Krauss (Caligari) y Conradt Veidt (Cesare), interpretan de manera estilizada. Una actuación basada en movimientos eléctricos; exageración perfectamente estudiada e intencionada para que forme parte de un todo armónico representativo del movimiento al que pertenece.
Gran parte del merito de la película –como poco a partes iguales con el director Robert Wiene- corre a cargo de los guionistas Mayer y Janowitz y de los decoradores Warm, Reimann y Rohrig. Con respecto al guión, decir que trataba de construir una metáfora sobre la utilización que el Estado alemán hizo del pueblo durante la Primera Guerra Mundial. De esta forma Caligari era el gobierno y Cesare el hipnotizado pueblo que combatía. Demasiado fuerte para la época, lo que provocó un cambio de la trama, de tal forma que todo pareciera la invención de un loco. Esta ambigüedad final es parte del atractivo del largometraje.
Por último, una curiosidad: la cinta, producida por el legendario Erich Pommer, fue inicialmente encargada a Fritz Lang. El director de Metrópolis rehusó la oferta, pero aportó alguna idea interesante. Le propuso al guionista Hans Janowitz que incluyera una escena inicial y otra final, en un jardín del sanatorio, libre de toda estilización expresionista para diferenciar lo real de lo imaginario. Así se hizo.
La Mujer del Teniente francés (The French Lieutenant’s Woman de Karel Reisz, 1981). Meryl Streep, Jeremy Irons. (TV3, domingo 8 a las 23:20)
Reputada película en su momento, aunque excesivamente literaria, es este filme de Reisz, que se aleja sensiblemente del movimiento “Free Cinema” británico, del que fue un claro exponente. Con un guión especular, la acción transcurre en paralelo entre la realización de una película y la historia que se quiere representar. En el rodaje, los actores mantienen una relación que tiene más de un punto en común con la que se establece en la ficción. Con esta trama original el director nos propone un melodrama victoriano que se refleja en la vida real. Es una estructura narrativa que se ha repetido bastante y que recuerda, en su aspecto formal, a la Noche Americana (La Nuit Americaine, 1973) de Francois Truffaut.
Un apunte con respecto a la peli de Karel Reisz. La recuerdo mal, pues es una película que ya cuando la vi por primera vez (la habré visto un par de veces) me resultó engolada y demasiado académica, sin frescura. Y eso, apesar de que me suelen encantar las películas ambientadas en esa época y en esos escenarios victorianos.
ResponderEliminarBuen fin de semana, amigos.
Sí, eso me pareció a mí: una película demasiado literaria, en el mal sentido de la palabra. Esto lo compensaba con su estructura narrativa; que luego se ha repetido en otras películas. Una de las mejores de ese estilo: "Vania en la calle 42" de Louis Malle.
ResponderEliminarSaludos!
"El Gabinete del Doctor Caligari" es una película sencillamente fascinante, los decorados, autenticas obras de arte, la caracterización de los personajes, la interpretación de los actores, con esa gestualidad marcada, pero acorde y en perfecta armonía con el escenario de la historia y con la historia misma, fascinante e inquietante, imprescindible para cualquier amante del Séptimo Arte que lo considere como tal.
ResponderEliminarUna apreciación, ¿narra los crímenes de un inquietante sonámbulo (Cesare), que es sometido a la voluntad del Dr. Caligari por medio de hipnosis? Tendréis que verla hasta el final y sacar vuestras propias conclusiones.
Por cierto, y cambiando radicalmente de tema, yo no sé que le veis a Gattaca, yo me aburrí como una ostra cuando la vi. En fin, cuestión de gustos jeje…
Un beso
Exacto, por eso decía que la ambigüedad final de Caligari es muy atractiva.
ResponderEliminarLo especial que tiene Gattaca es que cada vez que se me cae un pelo al teclado del ordenador recuerdo la película jajaja. No, en serio, me pareció buena, por encima de las habituales de ciencia ficción, con una atmósfera aséptica muy "1984" a la que le iba como anillo al dedo el casting, muy adecuado. Jude Law y Umma Thurman, por sí solos ya parecen medio autómatas y Ethan Hawke siempre correcto.
Un beso.