Cuando la RKO "fichó" a Dick Powell para hacer una serie de comedias y musicales (en los que, insisto, el actor se hallaba encasillado desde los años treinta) no se imaginaban que la estrella iba a cambiar drásticamente de registro para unirse a los Humphrey Bogart, Edward G. Robinson o John Garfield en la edad de oro del cine negro. Esta transformación no fue casual: Powell exigió una cláusula en su contrato que le permitiera actuar en dramas, lo que le llevó directamente al papel de Philip Marlowe, basado en la novela "Farewell, My Lovely" de Raymond Chandler.
La cinta, finalmente se tituló Murder, My Sweet, para evitar la confusión a un espectador que podía creer que se encontraba ante un título afín a Desfile de Candilejas o a La Calle 42. Aterrado por el casting el director, Edward Dmytryk, siguió adelante con la película, con el beneplácito de Raymond Chandler que sí creía en Powell.
Lo cierto es que el actor resultó un convincente Marlowe, uno de los tres mejores en interpretar el papel. Quitando el experimento subjetivo de Robert Montgomery en La Dama del Lago (Lady in the Lake, 1947), y algunos menos afortunados, los otros destacables fueron Humphrey Bogart, en la obra maestra de Hawks El Sueño Eterno (The Big Sleep, 1946); y Elliot Gould en la singular El Largo adiós de Robert Altman (The Long Goodbye, 1973), donde la trama rozaba la parodia, los actores parecían improvisar y los diálogos anunciaban el cine de Quentin Tarantino, casi dos décadas antes.
La sensación de parecer que siempre estaba a punto de ser golpeado o convaleciente de alguna pelea, más la angustia que Chandler siempre le quiso dar a su personaje, encajaba muy bien con el físico más débil de Powell -pero la mente despierta- frente a unos oponentes tan amenazantes como Otto Kruger, con aspecto de Nazi, (La Segunda Guerra Mundial aún no había finalizado y los "malos" que mejor funcionaban de cara a la taquilla eran los de aspecto germano) y el gigantón Mike Mazurki.
La cinta, finalmente se tituló Murder, My Sweet, para evitar la confusión a un espectador que podía creer que se encontraba ante un título afín a Desfile de Candilejas o a La Calle 42. Aterrado por el casting el director, Edward Dmytryk, siguió adelante con la película, con el beneplácito de Raymond Chandler que sí creía en Powell.
Lo cierto es que el actor resultó un convincente Marlowe, uno de los tres mejores en interpretar el papel. Quitando el experimento subjetivo de Robert Montgomery en La Dama del Lago (Lady in the Lake, 1947), y algunos menos afortunados, los otros destacables fueron Humphrey Bogart, en la obra maestra de Hawks El Sueño Eterno (The Big Sleep, 1946); y Elliot Gould en la singular El Largo adiós de Robert Altman (The Long Goodbye, 1973), donde la trama rozaba la parodia, los actores parecían improvisar y los diálogos anunciaban el cine de Quentin Tarantino, casi dos décadas antes.
La sensación de parecer que siempre estaba a punto de ser golpeado o convaleciente de alguna pelea, más la angustia que Chandler siempre le quiso dar a su personaje, encajaba muy bien con el físico más débil de Powell -pero la mente despierta- frente a unos oponentes tan amenazantes como Otto Kruger, con aspecto de Nazi, (La Segunda Guerra Mundial aún no había finalizado y los "malos" que mejor funcionaban de cara a la taquilla eran los de aspecto germano) y el gigantón Mike Mazurki.
Como en otras películas basadas en la obra de Chandler, los diálogos presidían un tratamiento del guión muy entretenido gracias a que el protagonista se enfrentaba a dos casos distintos; dos historias en apariencia diferentes que se solapaban y encontraban al final de camino. El relato en off, dentro de un larguísimo flashback, las ironías de Marlowe, la confusión de la trama, la rubia fatal (Claire Trevor) y la fotografía tenebrosa redondeaban uno de los mejores film noir de la época. Uno de los responsables de que Nino Frank (periodista francés) bautizara el género con dicho adjetivo.
La secuencia que vamos a tratar de analizar es la del arranque, la que viene justo a continuación de los créditos. Son algo más de dos minutos del más puro cine negro. Una maravilla para el aficionado y una oportunidad para ver, en muy poco metraje, casi todos los elementos que caracterizaron esta forma tan reconocible de hacer cine.
La secuencia arranca con el clásico interrogatorio; la cámara se desplaza desde el reflejo de la luz del flexo hasta un plano medio donde se pueden ver a policías y acusado alrededor de una mesa desnuda. La estudiada puesta en escena muestra a unos personajes parcialmente dibujados debido a la oscuridad reinante en la sala. El realizador aprovecha cualquier foco de luz proveniente del exterior, o de la llama de una cerilla, para resaltar siluetas, iluminar rostros y, en general, darle prioridad a la estilización por delante incluso de la acción. La propia trama demuestra lo formalista que era este tipo de cine, ya que la poca luz –y el flexo acusador- no deberían ser necesarios en un interrogatorio donde el imputado tiene los ojos vendados.
La confusión del diálogo, que no tiene todavía ningún sentido para el espectador, y el relato en off de Marlowe son imprescindibles para asegurar la pertenencia de la película al género. Lo que viene a continuación es una presentación del ambiente que va a rodear a toda la cinta y que sintetiza perfectamente el estado de ánimo del detective e incluso del espectador en aquellos años de Guerra Mundial. La ciudad que Marlowe describe no puede ser más amenazante: siempre de noche, con una atmósfera irreal donde las luces de neon le dan un aspecto casi fantasmal, y donde los automóviles circulan en contrapicado rozando el objetivo.
Pero lo mejor es el final. En el despacho de Marlowe, el relato del detective -“el silencio de muerte tiene algo que no es real”- coincide con la intermitencia de los anuncios de la calle. Los mismos que provocarán el reflejo discontinuo en la ventana de una figura espectral. Una visión que se hará realidad cuando el detective se gire sobre su asiento.
Fantástico ¿no?
Buena elección, una película con una ambientación estupenda, de negro y niebla como dices, y lluvia constante en la ciudad muy al tono de la historia. Y la adaptación es realmente buena y, al margen de la actuación de Powell, el elenco de secundarios en su conjunto están muy logrados. Digo esto porque, aunque Powell está bastante bien en su papel (creo que no había hecho antes este tipo de trabajos, sino que era bailarín), para mí su actuación no es lo mejor del film, y no acaba de transmitir ese tono irónico y negro pretendido, faltando algo para ser del todo convincente. Pero en conjunto es una buena película, a falta de ese último empujón que creo Powell no logra darle.
ResponderEliminarSaludos!
¿Qué es lo que tiene el cine negro que me cautiva una y otra vez?, Las grandes, la serie B... Podríamos hablar largo y tendido.
ResponderEliminarLa cinta pertenece al grupo de ésas que alimentan la afición de cualquier amante del Flm Noir. Resulta especialmente apasionante la figura del detective privado en el género...
Un saludo.
Babel: Bueno ya he comentado su encasillamiento justo antes de hacer este papel. Gracias a la cláusula que incluyeron en el contrato pudo cambiar de registro y tuvo la oportunidad de hacer de Marlowe. Yo creo que es el Marlowe que más se parece a las novelas de Chandler. A lo mejor no resulta tan "cinematográfico" como Bogart o como los actores que he señalado en el post, o como incluso James Caan, muchos años más tarde (en la interesante "Poodle Springs" de Bob Rafelson, 1998). Pero su actuación es correcta y refleja como nadie esa angustia vital que el escritor quería darle al personaje. Al menos eso dijo el propio Raymond Chandler. Saludos!
ResponderEliminarXabipop: El Cine Negro es mi pasión. Con eso te lo digo todo. Además incluyo todas las que dices: el excelente ciclo de los años 40 y 50 americano, ya sean producciones ambiciosas como cintas de serie B; pero también las pelis francesas de Carné, Renoir, Duvivier me encantan (y las posteriores de Melville o Dassin). Y todo lo que huela a Cine Negro: pelis de gangster, policiacas, thriller, etc. Claro que sí, podemos hablar largo y tendido de este género. Un saludo.
Una escena muy bien cogida y muy representativa del género. El arranque es típico del cine negro, con esa atmósfera tan característica que tú tan bien has descrito. El comienzo con el interrogatorio o la confesión que exige a gritos un flasback – y que comienza con la clásica voz en off-es también muy típco(me estoy acordando por ejemplo de Perdición de tío Billy o de esa joya perdida llamada Con las horas contadas de Rudolph Maté).Y hay dos detalles también muy característicos en lo que a la descripción del personaje central: el hecho de que esté con los ojos vendados lo pone en otro plano al de los policias. Y por otro lado, los diálogos – siempre tan importantes en este tipo de cine- nos ponen sobreaviso del carácter socarron y de vuelta de todo de Marlowe (“¿Estaba uvd en casa? – Es que soy muy hogareño”)
ResponderEliminarMuy buen apunte, dexter: Marlowe con los ojos vendados se situa a un lado diferente de los polis. También es un reclamo para que el espectador se pregunte cómo se ha llegado a esa situación (igual que Fred McMurray, malherido, en la que has nombrado de Billy Wilder). Y, por últmo, es un buen punto de partida para que la voz en off de Powell suene con angustia y ansiedad a lo largo del metraje (lástima no haberla tenido en VOS), pero, eso sí, sin perder nunca ese toque de ironía, aunque se esté al borde de la muerte...
ResponderEliminarA mí también me apasiona el cine negro. Esta película en particular no la he visto (por lo menos que yo recuerde), aunque sí he leído la novela en que se basa. Por cierto, muy buena, como toda la obra de Chandler.
ResponderEliminarEs curioso como puede llegar a enganchar tanto un género tan lleno de tópicos y lugares comunes como es el film noir. Pero es precisamente esa forma de narrar la historia, con su típica voz en off, los diálogos atropellados y cargados de ironía, esos momentos en que, al igual que el protagonista, nos perdemos en una confusa trama repleta de nombres, y otros elementos tan característicos como pueden ser el juego de claroscuros, el humo de un cigarrillo, un vaso de whisky a medianoche, el revólver en el bolsillo de la gabardina, la manipuladora figura de la femme fatale, el beso apasionado, la inesperada bofetada... Como digo, son precisamente estas cosas las que le dan sentido al que quizá sea el género más americano del cine junto al western, otra de mis pasiones.
Disfruté mucho el análisis, ethan. Has conseguido que me pique el gusanillo de la curiosidad. Estoy deseando poder hacerme con esta obra.
Un saludo! Y mis felicitaciones por el blog! ;)
Yo también he leído mucho a Chandler. Me gustaron especialmente "La Dama del Lago" y "El Largo adiós", ambas adaptadas al cine.
ResponderEliminarEl cine negro es una droga. Engancha; y quieres ver todo lo que se ha filmado sobre el género.
Coincidimos en los gustos porque el western también es de lo que más me atrae. Tengo que buscar alguna secuencia del oeste para traer al cine forum.
Saludos!
Aprovecho la firma para invitarte a que te des una vuelta por nuestro blog www.thesocialparticipation.blogspot.com
ResponderEliminarNos gustaría que nos ayudes si es posible publicando una nota sobre nuestro blog en tu espacio, con el objetivo de que más personas conozcan nuestra misión.
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Gracias!
Existe otra versión de esta película, que yo también considero muy meritoria. El título es el original, "Adios, muñeca" o "Farewell, my Lovely". El director era un tal Dick Richards del que sólo conozco ésta peli y otra sobre la legión extranjera que se llamaba "Marchar o morir" con un reparto de esos extraños Max von Sydow, junto a Gene Hackman y Terence Hill ( que no le llamaban Trinidad aquí y sin Bid Spencer ).
ResponderEliminarEn fin, que esta versión del año 75 cuenta con un Marlowe excepcional, Robert Mitchum...impresionante aunque no le hayas considerado entre los mejores con Borgat y Gould, si no lo has visto en esta peli, buscala y si lo hiciste dale otra oportunidad, merece la pena.
Gran escena, gran cine. Carpet.
Creo que no la he visto, carpet. La buscaré, si tú dices que es buena, para mí es suficiente garantía para verla.
ResponderEliminarHubo muchos Marlowe. Tampoco mencioné en el post el nombre de James Caan, que sí ha salido en los comentarios, y que hace un buen papel. El propio Dick Powell repitió personaje, y en fin muchos otros encarnaron al famoso detective (recuerdo a James Garner también). Es que el personaje es uno de esos legendarios del cine de todas las épocas.
Un abrazo!
Que Marlowe es al cine negro, lo que El Quijote a las novelas de caballería, es un hecho. Y hago adrede esta comparación, porque Marlowe mama del mismo idealismo que el personaje de Cervantes; sufre viendo que el mundo que le ha tocado vivir no es ideal, pero más allá de su pesimismo crónico, no abandona ese idealismo que le hace, por ejemplo, equivocarse siempre de mujer.
ResponderEliminarNo recuerdo el papel de Powel, error al que ya he comenzado a poner remedio. Obviamente, mi imaginario está prácticamente cubierto por el genial Bogart, pero sin que le haga ascuas a Mitchum. Con Gould podría entrar en discusión, pues sin negarle méritos, no le encuentro esa languidez en la mirada que si que tiene el Marlowe que me imagino.
Como curiosidades decir; primero, que ilustrándome para este comentario, leo que se prepara una nueva adaptación en la que recreará al personaje, Clive Owen, lo que creo que puede funcionar; Y segundo, que al parecer, y con respecto a la cuestión de qué actor sería el idóneo para interpretar a este maravilloso y eterno personaje, el propio Chandler dejó escrito en sus "Cartas y escritos inéditos" lo siguiente:
"Si alguna vez hubiese tenido la oportunidad de elergir a un actor de cine que representara mejor la imagen que yo tengo de él, creo que tendría que haber sido Cary Grant".
Muy buena entrada.
Desde luego Bogart está inmenso en el "Sueño Eterno", pero parece ser que a Chandler le gustaba más Powell. Aunque ahora sabemos, gracias a ti, cual era su actor ideal para el personaje.
ResponderEliminarLa actuación de Gould siempre me ha gustado. Un tipo que no para de fumar (debe tener el record Guiness al personaje que más tiempo se pasa fumando en una película). Algo surrealista y, por tanto, alejado del Marlowe de Chandler. Pero quizás ese sea su atractivo, el punto de vista personal que Altman le dió a la obra de Chandler para hacerla suya.
Gracias por tu aportación Raúl y un abrazo!
Pues yo no he visto la peli y tampoco he podido entrar en tu sala de cine, Ethan, pero lo que me gusta de estas historias es que el prota fume y fume y el humo del cigarrillo siempre flote por la habitazzión, que la rubia de turno sea mala, guapa y apoye una pierna en la pared mientras enzziende una zzerilla, que a él no le guste nada lo que le rodea y siempre le caigan bofetadas, eso sí , que de vezz en cuando él también arree unas cuantas, que nunca se sepa dónde está el muerto que buscan, que lleve el sombrero de medio lado, que el pavo desconozzca lo que es una plancha de planchar la ropa, que la pasma sea asquerosa, que el mundo se vea en blanco y negro y con muchas sombras, en fin esas cosas del zzine negro que nos gustan a todos.
ResponderEliminarMal comparado es que como comerse un chuletón zzerca de una Escuela Naval y que te lo sirva una gallega tetuda con un delantal blanco, ponerte zziego de bogavante y que el airezzito del noroeste te dé en la cara. A que está bien ¿??
Pues eso…
En el arranque, Caperuza, sólo falta la rubia fatal, aún tarda unos minutos más en salir. ¿Por qué no puedes entrar en la sala? ¿No has pagado la entrada?
ResponderEliminarPor cierto, para el que haya visto la peli entera, la llegada de Marlow/Powell a la mansión del marido cornudo es muy parecida a la de Bogart en "El Sueño eterno": sale un viejo carcamal y dos tipas insinuantes a cada cual más bellas...
Yo tampoco la he visto, pero quería dejar un comentario por dos motivos, por la entrada, esta vez te has superado Ethan, y por los comentarios.
ResponderEliminarEstupendo el Cine Forum de este mes, una gozada leerte y leeros.
Un beso
Lo bueno que tiene este Cine Forum miniatura es que se puede opinar aunque no se haya visto la película. Intento que la secuencia tenga entidad propia; que sea lo más significativa e independiente posible para que constituya por sí sola una especie de corto. No sé si lo consigo, pero eso es lo que intento.
ResponderEliminarUn beso.
Ya la he visto (la eszzena)
ResponderEliminarMe faltaba hablar de las luzzes de neón. La luzz de neón tintineante e invadiendo toda la vista nozzturna de la la ciudazz.
El eterno rasgar de una zzerilla de un pichón interrogado y todos aquellos pavos con sombrero.
El rasgar de una zzerilla y esa forma de poner las manos al enzzenderla. Esos tipos sabían bien cómo enzzender una zzerilla y no los de ahora...
Caperuzza
Possdata: Ustedes perdonen, voy a comprarme una caja de zzerillas. Habrá algún garito infezzto abierto, ahora, a la 1,45 de la madrugada ???
Besos