Besa es un drama, basado en hechos reales, y en la conocida trama donde dos personajes de diferentes capas sociales, raciales o culturales (en este caso, se cumple todo), están obligados a entenderse y a relacionarse a causa de algún hecho que les sobrepasa, como una guerra o una catástrofe.
La historia se desarrolla en Serbia, justo al comienzo de la I Guerra Mundial. Filip es el director de una escuela y acaba de ser destinado a un pequeño pueblo después de haberse casado con Lea, una eslovena con fuerte acento austríaco. Lea, aunque es ciudadana serbia, no deja de ser sospechosa como simpatizante del Imperio Austro-Húngaro, a la sazón enemigo de Serbia. La guerra estalla y a Filip lo trasladan a la capital para prestar servicios en el Ministerio. Lea tendrá que quedarse en el colegio hasta que el conflicto acabe, o hasta que Filip regrese. El marido, preocupado por la situación en la que queda su mujer (una posible “enemiga” en el bando equivocado), le busca protección en Azim, el conserje albanés de religión musulmana. Azim le promete a Filip un “Besa”, tradicional juramento que cumplirá con su vida si hace falta. El alcance de la promesa es el eje de la película que tan bien explicará, con imágenes, el veterano director Srdjan Karanovic.
Y aquí es donde verdaderamente arranca el filme de Karanovic. Con un rodaje sobrio,
intimista; con movimientos de cámara estudiados, nada gratuitos; con una fotografía tenebrista, acorde con la situación; con el teleobjetivo como herramienta para el punto de vista de Lea sobre la guerra que acontece fuera del colegio; y con la mirada de Azim subrayando toda la acción, la cinta se convierte en un bellísimo documento.
Ambos personajes (Lea y Azim) no tendrán más remedio que entenderse. Estarán atados uno a otro -literalmente, ya verán- y responderán uno del otro. Pero lo mejor es lo que aprenderán uno del otro: la cultura, la música, hasta la forma de preparar el té.
Ladrones, violadores, un teniente del ejército serbio y su destacamento, las chismosas del pueblo, todos ellos serán catalizadores de su especial vínculo; y, el acercamiento entre Lea Y Azim será mayor cuanto más cerca se encuentre el frente de guerra.
Besa es una película que nos enseñará que las relaciones humanas, intimas, son transcendentales en la búsqueda de la paz y la convivencia entre las personas de distinta cultura o etnia. Mientras esto se logra entre cuatro paredes, afuera, una guerra cruel consigue el efecto contrario: dividir a los pueblos, establecer fronteras artificiales que sólo conducirán a futuros enfrentamientos. Esto es lo que ha sucedido en los Balcanes. Ellos, sus habitantes, bien lo saben. Y la intención de Karanovic con su película (una cinta serbia coproducida con Eslovenia y Croacia, sus enemigos de no hace mucho tiempo) es clara: contribuir a olvidar el pasado y construir el futuro.
Ver Ficha de Besa.
ONDINE (Neil Jordan, 2009)
Otra cinta con nada nuevo que contarnos en la estructura dramática: un cuento fantástico que se mezcla con la realidad, al menos en la mente de una niña (¿les recuerda a El Laberinto del Fauno o a El Espíritu de la Colmena, entre otras?). Sin embargo, repleto de buenas actuaciones y de profesionalidad en el rodaje a cargo del reputado Neil Jordan (El fin del Romance, En Compañía de Lobos, Juego de Lagrimas, etc.).
A ver, Ondine es un cuento: Circus (Colin Farrell) recoge entre sus redes a una joven medio muerta, Ondine (Alicja Bachelda). En la oscura vida de Circus, pescador alcohólico, la aparición de Ondine supone una luz al final de túnel. Separado de su mujer también con problemas con el alcohol, y con una hija que necesita un riñón y vive gracias a la diálisis, el marinero cree que su suerte ha cambiado gracias a la aparición de… ¿una sirena? Su hija, Annie, así lo cree. Además ha investigado y todo concuerda: Ondine es una Selkie. Una mujer acuática que posee ciertos poderes, pero que ha perdido su piel de foca. Sin ella, no podrá regresar a las profundidades marinas y tendrá que quedarse en tierra firme, a no ser que alguien venga a buscarla.
Una historia irlandesa, en un paisaje celta muy bien retratado por la sabia cámara de Neil Jordan, con una trama que está de moda; decíamos que esto era Ondine. Pero Jordan siempre tiene algo más que contar. Aunque el guión pueda tacharse de excesivamente edulcorado, ya está el director para darle la vuelta al cuento y enfrentar a los personajes a la más cruda realidad. Aquella que compensa lo meloso de la situación que cree vivir Annie. Y es que de los protagonistas no hay ni uno que sea digno: alcohólicos, pederastas, asesinos, traficantes de drogas, prostitutas, chulos, nadie se salva de la quema. Sólo el cura –lo mejor de la película: las “confesiones” de Circus a Stephen Rea, un habitual de Jordan- y Annie suben la media. Es decir, Dios y la fantasía de una niña, ambos con poca credibilidad, al menos en esta sociedad que nos ha tocado vivir.
Pues eso: un correcto largometraje, muy bien interpretado, con excelente música, con múltiples premios este año de la Academia Irlandesa y con la atracción que suponen Colin Farrell y Stephen Rea en el reparto. Todo un reclamo para los espectadores del festival de Sevilla. Y una sorpresa agradable: Alicja Bachelda, actriz y cantante polaca, pero nacida en México, que se asemeja mucho a nuestro ideal de belleza y que ha tenido un hijo con Farrell en la vida real gracias a su encuentro en Ondine. Pero el cuento ha debido terminarse también para ellos: se acaban de separar.
Ver Ficha de Ondine.
Ah, el trailer de Ondine:
La de Besa me interesa. La de Ondine no tanto, pero puede estar bien. Tengo el cuento clásico de Fouqué con las maravillosas ilustraciones de Arthur Rackham. Ya veo que la de Jordan no es una fiel adaptación, sino que se trata de otra cosa... No sé... A Jordan le gusta jugar con los cuentos. A veces le sale bien. Pero creo que su carrera ha sido más irregular que la de Frears (por mencionar al del post anterior).
ResponderEliminarUn saludo.
Cuestión de gustos, como siempre, pero yo me quedo sin dudar con Neil Jordan antes que con el bueno de Stephen Frears. Su "Mona Lisa", su "Juego de Lágrimas" y su "El Fin del Romance", cualquiera de ellas, ya valen por la mejor de Frears. Mi opinión, claro.
ResponderEliminarUn saludo.
Mona Lisa. Jo! Hace la tira que no he vuelto a ver esa película. Y la de Juego de lágrimas tampoco.
ResponderEliminarNo sé... Me faltan por ver unas cuantas de ambos...Pero de las que he visto, y cuestión de gustos, por supuesto...sigo quedándome con Frears, o creo que su carrera ha tenido menos resbalones... Pero vamos, tampoco me desvivo por ninguno de los dos...por eso me faltan por ver (ja,ja)
Otro saludito.
Yo tampoco he visto todas de ninguno de los dos, pero de Frears tengo en mi videoteca siete películas (aparte de alguna otra que habré visto en cine), y de Jordan media docena. Todas éstas las he visto, y me sigo quedando con la obra de Jordan. Me parece más personal e interesante que la de Frears, que aún así cuenta con cosas tan buenas como "Mi Hermosa Lavandería".
ResponderEliminarBesa. Esa palabra me trae a la memoria la excelente novela "Abril quebrado" de Ismail Kadare. Códigos de honor y juramentos que perduran durante generaciones. "Ondine" no me llama mucho la atención aunque Neil Jordan y Colin Farrell es un dúo irlandés que puede dar juego.
ResponderEliminarSaludos.
Es mucho mejor "Besa" que "Ondine". Bueno, son muy diferentes. Pero seguro que la última sacará más dinero que la primera. El empuje de las estrellas y de un director con nombre...
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