Leyendo el argumento se puede pensar que estamos ante un thriller del estilo a Calma Total (Dead Calm de Phillip Npyce, 1989), sin embargo Polanski realiza una película personal y original. Muy en la línea de las “nuevas olas” que aparecieron en Europa en los años sesenta (La Nouvelle Vague, El Free Cinema, etc.). Y es que tanto Polanski como el coguionista y futuro realizador Jerzy Skolimovski, fueron los verdaderos impulsores del cine polaco moderno. La diferencia con sus colegas británicos y franceses es que Polanski tuvo que abandonar su nación debido a la feroz censura existente en los países del telón de acero.
El cuchillo en el agua, desde el arranque, anuncia una nueva forma de hacer cine. En los créditos Polanski enfoca el parabrisas de un coche en marcha. Sabemos que hay dos personas dentro, pero el reflejo de la carretera y de los árboles en el cristal nos impide verles las caras. Sólo cuando de verdad comienza la película, podemos ver que se trata de una pareja que discute, aunque seguimos sin poder oír su conversación. A partir de la escena en que recogen al muchacho de la carretera, Polanski se posiciona claramente en contra de la pareja. La critica abierta contra una nueva clase burguesa polaca es más que evidente. Se trata de personas anónimas, resignadas con la situación política y social, que intentan conseguir el máximo de bienestar sin importarles lo demás. El director compara esta nueva burguesía con la juventud inconformista, representada por el inquietante autoestopista, y el resultado es sorprendente.
La película se realizó en un tiempo record y con actores desconocidos. A pesar de que la mayor parte de la acción transcurre en un yate, el ritmo de la narración es prácticamente perfecto. La tensión entre los personajes va creciendo y la lucha entre los dos hombres se hace inevitable, pero la solución que propone Polanski es de lo más original. Eso sí, nos deja con un ineludible poso de pesimismo, al mostrarnos una juventud que, finalmente, se comporta como la burguesía a la que tanto detesta.
Gracias al éxito de esta película (Premio de la crítica en Venecia y nominada al oscar a la mejor cinta extranjera) Polanski pudo seguir su impresionante carrera en el Reino Unido y en Estados Unidos. Obras como Chinatown, Lunas de Hiel o la reciente El pianista son directamente deudoras de aquel Cuchillo en el agua.
Ver Ficha de El Cuchillo en el agua.
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