El retraso en la producción
de El halcón del mar no sólo fue debido al guión sino también a la fabricación del famoso
estudio 21, un enorme tanque de agua en el que cabían dos barcos construidos a
escala real: una galera española y un galeón inglés. Un lujo destinado a
sustituir las pobres maquetas de El capitán Blood para darle
mayor autenticidad a la acción, y para permitir movimientos de cámara tan
complejos como el elegante travelling inicial con el que se presenta la
dotación del buque pirata.
De la misma forma, el
vestuario que se encargó era el que exigía una superproducción, si bien,
resultó más económico de lo previsto al aprovecharse gran parte del utilizado
en La vida privada de Elisabeth y Essex (The private life of Elizabeth
and Essex, Michael Curtiz, 1939) un largometraje que se desarrollaba en la
misma época isabelina. Sólo faltó el color en una película que se rodó en
blanco y negro precisamente para esconder entre tonos grises la artificialidad
del estudio. Todos estos aspectos técnicos fueron recompensados a la hora de
las cuatro nominaciones a los Óscar que se llevó el largometraje: mejor
dirección artística, sonido, efectos especiales y… música.
La banda sonora de El
halcón del mar es sin duda de lo más
destacado de la película. El compositor alemán, Erich Wolfgang Korngold, que
había conseguido toda una proeza al debutar de tan buena manera con El
capitán Blood, que se había consagrado al lograr la preciada estatuilla
con Robín de los bosques, y que había vuelto a las nominaciones
con la citada La vida privada de Elisabeth y Essex, volvió a
hacer una increíble composición con la nueva cinta de Curtiz: “…un
soberbio recital de música descriptiva y un suntuoso poema sinfónico sobre el
mar, los galeones, los ataques de los piratas y los grandes duelos a espada.”
(Padrol 2007, pg.277). El ejemplo más claro de la
excelente factura musical es el que se puede ver en la primera secuencia: pocas
veces se han visto imágenes tan bien secundadas por una banda sonora.
El arranque es tan bueno que
casi es contraproducente. En efecto, la batalla entre el barco de Thorpe y la
galera española es la secuencia mejor rodada de toda la película lo que sin
duda es un lastre para el resto del metraje. Digamos que provoca un anticlímax que
no se logra superar hasta el último tercio cuando Thorpe y su dotación consiguen
liberarse de su condición de galeotes y se vuelven a hacer con un navío.
Esta primera secuencia, rodada
con gran verismo en el estudio 21, parece un resumen histórico de cómo los
galeones llegaron a superar a las galeras y a sustituirlas a finales de siglo
XVI. De hecho, los primeros eran una especie de evolución de las segundas y por
eso su nombre procede de la misma raíz etimológica. Si hablamos de la época en
la que se desarrolla la película, segunda mitad del siglo XVI entre la batalla
de Lepanto (dominada por galeras) y la Armada Invencible (dominada por
galeones), las galeras eran de mayor eslora y menor manga, con espolón en la
proa y con dos palos (raramente llevaban tres) y velas latinas, a veces cuadras
en el trinquete. Los galeones eran más anchos y cortos, de mayor franco bordo,
con tres o cuatro palos, sin remos, con velas cuadras
en el trinquete y mayor, y latinas en el mesana y contramesana que luego
derivarían en cangrejas en el siglo XVIII. En los buques representados en el
filme, si bien la arboladura y el trapo de la galera se corresponden con la
realidad, sin embargo carece de espolón y el casco no es tan estilizado como debiera
ser. Creemos, por tanto, que aunque en la película se nombre como galera se
trata más bien de una galeaza; mientras que el galeón sí es bastante fiel al
tipo de buque que existía en esos años. De todas formas, lo interesante de la
película es que muestra la mejor maniobrabilidad del galeón con respecto a la
galeaza: el buque de Thorpe le corta la proa al español, se cruza con él de
vuelta encontrada, lo rodea por la popa y lo alcanza del mismo bordo hasta
situarse a su altura para finalmente asaltarlo. Las galeazas tuvieron una vida
efímera por esa circunstancia, por ser más lentas y de peor condición
maniobrera con respecto al galeón, tal como se refleja en la cinta.
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Gaans de ver ese magnífico comienzo de nuevo. Hace mucho que no veo estas películas. Tal vez, desde la infancia. Solía ver estas películas de aventuras cuando era niño. Gracias por recuperar su memoria. Abrazos Ethan.
ResponderEliminarLa verdad es que es espectacular, sin efectos digitales como ahora, los dos barcos frente a frente, ocupando toda la pantalla y esa música... A ver si pongo el trailer al final del especial que supongo que contendrá parte de la escena y se podrá oir la banda sonora de Korngold.
EliminarAbrazos.
El aporte técnico/marino de esta entrada tuya, es delicioso. Incalculable.
ResponderEliminarEn cuanto a las películas reseñadas, formando como forman parte de los albores de mi pasión por este arte, nada malo podré decir nunca de ellas... si es que acaso algo malo contuvieran.
Pues me alegro de que te haya gustado. Es verdad que las dos películas de Curtiz no tienen desperdicio. Pensemos en la influencia que tuvieron en el resto de películas del género.
EliminarAbrazos.