Nos resistimos a abandonar a Chabrol. Espero sepan perdonarnos, pero hay tantas películas por comentar (más de cincuenta filmes) y la mayoría de ellos de enorme calidad como la que, sin duda tiene, La Mujer Infiel, la cinta elegida para seguir con nuestro particular homenaje.
El título nos anuncia un drama triangular: el matrimonio, en apariencia feliz, formado por Charles (Michel Bouquet) y Helene (Stephane Audran) entra en crisis cuando Charles comienza a sospechar que su mujer le engaña. La infidelidad se confirma más adelante y el encuentro entre marido y amante (Maurice Ronet) tiene consecuencias trágicas. La historia es lo de menos para el realizador francés, que compensa la sencillez de la trama con la complejidad interna de los personajes. Ahí es donde se luce Chabrol, con la definición de los caracteres. Y lo hace gracias a las imágenes, utilizando muy poco diálogo –esto es cine con mayúsculas-.
Como él mismo ha reconocido en varias entrevistas, desde Los Primos (Les Cousins, 1959), su segunda película, plantea con recurrencia un triángulo basado en tres sujetos: Charles, Helene y Paul (en varias ocasiones, como en la que nos atañe, ni siquiera se molesta en cambiar el nombre a algunos de los protagonistas). Charles y Paul representan en su filmografía todas las variantes de la victima y el verdugo, incluyendo el intercambio de papeles a lo largo del metraje; mientras que Helene suele ser la desencadenante de la acción. Se trata de un personaje ambiguo, generalmente interpretado por la musa de Chabrol en gran parte de su carrera: Stephane Audran. Digamos que el paradigma de Helene es el representado en La Femme Infidele. Se trata de una mujer distante, sensual, infiel, pero que comprende las muestras de celos de su pareja, e incluso las pulsiones violentas, ya que las ve como pruebas de amor. Para el realizador, Helene es una figura de porcelana –atentos a la escultura que se convierte en el arma del crimen ¿es un busto de Helene?-, la cámara la fotografía semidesnuda, en ropa interior, pintándose las uñas de los pies en el cuarto de baño, o tumbada en la cama o en el césped, como si fuera una diosa del Olimpo. Chabrol participa en el drama cuando Stephane Audran posa para él, mientras el resto de personajes se mantiene al margen. La relación entre objetivo y actriz se convierte en otra infidelidad más.
Por otro lado, el director sigue fiel a sí mismo cuando opina, en boca de sus personajes, que se vive mejor en el campo que en la ciudad, o que la televisión es denigrante. Tampoco se olvida de la gastronomía como solución perfecta para la puesta en escena con diálogos. Y hasta se concede un auto-homenaje cuando el protagonista pasa de largo un cine en el que anuncian Las Ciervas (Les biches, 1968), su filme anterior.
La Mujer Infiel es una buena oportunidad para admirar la forma de rodar de Claude Chabrol, desde el principio hasta el final: así, el manejo del foco en el arranque nos anuncia el conflicto cuando distorsiona la perfecta imagen de familia feliz y da paso a los créditos; y el travelling final de Helene, en primer plano, resulta clarificador –perfecta Stephane Audran cuando su sorpresa se va transformando poco a poco en sonrisa-; aunque de todas las escenas nos quedamos con la secuencia del crimen. La referencia a Hitchcock es inevitable y la ausencia de música preside una sucesión de encuadres a cada cual mejor.
Sólo nos queda avisar, al lector que aún no haya visto La Femme Infidele, que no piense que durante una hora y media va a ser un espectador pasivo. Nada de eso. El director le va a pedir que colabore con él. Ya verá como se sorprende trabajando en la elaboración de los diálogos que faltan. Aquellos que el director insinúa con silencios y miradas entre los protagonistas. Es decir, que se prepare para disfrutar del mejor cine de Claude Chabrol.
Como él mismo ha reconocido en varias entrevistas, desde Los Primos (Les Cousins, 1959), su segunda película, plantea con recurrencia un triángulo basado en tres sujetos: Charles, Helene y Paul (en varias ocasiones, como en la que nos atañe, ni siquiera se molesta en cambiar el nombre a algunos de los protagonistas). Charles y Paul representan en su filmografía todas las variantes de la victima y el verdugo, incluyendo el intercambio de papeles a lo largo del metraje; mientras que Helene suele ser la desencadenante de la acción. Se trata de un personaje ambiguo, generalmente interpretado por la musa de Chabrol en gran parte de su carrera: Stephane Audran. Digamos que el paradigma de Helene es el representado en La Femme Infidele. Se trata de una mujer distante, sensual, infiel, pero que comprende las muestras de celos de su pareja, e incluso las pulsiones violentas, ya que las ve como pruebas de amor. Para el realizador, Helene es una figura de porcelana –atentos a la escultura que se convierte en el arma del crimen ¿es un busto de Helene?-, la cámara la fotografía semidesnuda, en ropa interior, pintándose las uñas de los pies en el cuarto de baño, o tumbada en la cama o en el césped, como si fuera una diosa del Olimpo. Chabrol participa en el drama cuando Stephane Audran posa para él, mientras el resto de personajes se mantiene al margen. La relación entre objetivo y actriz se convierte en otra infidelidad más.
Por otro lado, el director sigue fiel a sí mismo cuando opina, en boca de sus personajes, que se vive mejor en el campo que en la ciudad, o que la televisión es denigrante. Tampoco se olvida de la gastronomía como solución perfecta para la puesta en escena con diálogos. Y hasta se concede un auto-homenaje cuando el protagonista pasa de largo un cine en el que anuncian Las Ciervas (Les biches, 1968), su filme anterior.
La Mujer Infiel es una buena oportunidad para admirar la forma de rodar de Claude Chabrol, desde el principio hasta el final: así, el manejo del foco en el arranque nos anuncia el conflicto cuando distorsiona la perfecta imagen de familia feliz y da paso a los créditos; y el travelling final de Helene, en primer plano, resulta clarificador –perfecta Stephane Audran cuando su sorpresa se va transformando poco a poco en sonrisa-; aunque de todas las escenas nos quedamos con la secuencia del crimen. La referencia a Hitchcock es inevitable y la ausencia de música preside una sucesión de encuadres a cada cual mejor.
Sólo nos queda avisar, al lector que aún no haya visto La Femme Infidele, que no piense que durante una hora y media va a ser un espectador pasivo. Nada de eso. El director le va a pedir que colabore con él. Ya verá como se sorprende trabajando en la elaboración de los diálogos que faltan. Aquellos que el director insinúa con silencios y miradas entre los protagonistas. Es decir, que se prepare para disfrutar del mejor cine de Claude Chabrol.
Ver Ficha de La Mujer Infiel.
Triángulo amoroso, cine negro, Chabrol, aisss qué ingredientes tan buenos, me apunto la recomendación, gracias Ethan!
ResponderEliminarContinúa con Chabrol todo lo que quieras, Ethan, que muchos aprovechamos para ir ampliando la lista de películas por ver. Gracias por la información.
ResponderEliminarComo tú dices, hay mucho para comentar de Chabrol. Entiendo perfectamente que "no puedas" dejarlo.
ResponderEliminarMe gustar´´ia mucho ver esta pel´´icula (no se que pasa con los acentos...). El personaje de Helene resulta muy atractivo segun tus palabras asi como la trama.
ResponderEliminarCaray, Ethan, tal como la describes tendré que hacerme con "La mujer infiel". Una de las características, a mi modo de ver, que poseen los grandes directores es saber contar más con lo que se insinua que con lo que se muestra explícito, y parece que esta película cumple esa premisa, además de otras.
ResponderEliminarTe confieso que no siento la misma admiración por Chabrol que tú, aunque me gustan las que he tenido oportunidad de ver, pero con esta has picado mi curiosidad.
Saludos!
Pues yo tendré que volver sobre estas reseñas cuando me ponga al día con Chabrol, que me temo que no va a ser pronto.
ResponderEliminarUn saludo.
Cada vez que pienso en Chabrol, pienso en El Carnicero, una gran película. No obstante tengo muchas lagunas en su filmografía. Creo que conoces mi pasión por el género negro...
ResponderEliminarLa Mujer Infiel no la he visto, será la siguiente con toda seguridad. Ya te contaré.
Sigo tu blog.
Ingredientes ideales para saborear cada plano y cada escena de la película, Arual.
ResponderEliminarSeguro que volveremos a Chabrol, Guionista.
Aún me quedan películas por ver de Chabrol, Trecce. Las vería de golpe, una detrás de otra, pero , como si fueran parte de un tesoro, las voy dosificando.
Helene es el centro de la trama, Marcos. Una historia sencilla, en apariencia. La complicación es interna, se encuentra dentro de cada uno de los personajes.
A ver que os parece, Babel y Xabi. Vuestro punto de vista me parece siempre muy interesante.
Pues cuando te decidas por Chabrol, David, nos das un toque y hablamos de su cine.
Saludos!
No hay nada que perdonar si el cine que se comenta es extraordinario.
ResponderEliminarSaludos.
Extraordinario lo es, eso seguro. Lo dicho, volveremos con Chabrol cualquier día...
ResponderEliminarVaya, que interesante parece. No conocía más que el nombre de Chabrol, pero supongo que buscaré en la biblioteca alguna peli suya (si puedo, ésta) para verla. De momento nada puedo comentar de ellas, pero sí darte las gracias por el descubrimiento.
ResponderEliminarUn saludo :)
Vas a descubrir todo un nuevo mundo, el de Chabrol. Un cine muy personal y excelente, ya lo verás Explorador.
ResponderEliminarUn saludo!
Recuerdo ésta pelicula lo suficiente como para apreciar el modo de contarnos la historia de Claude Chabrol, mucho más interesante que las siguientes versiones americanas del tema.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por dejar un comentario en mi apartamento.
La visión de Chabrol, su punto de vista, y su implicación en el drama, como dices Abril, es mucho más interesante que las de las películas americanas sobre el mismo tema.
ResponderEliminarSaludos!
Me gustan los silencios de Chabrol y me gusta la imagen que has elegido de Helene pintandose las uñas de los pies mientras el marido aguarda en la cama quizás ajeno a tanta belleza y más pendiente de sus lecturas.
ResponderEliminarTensión al máximo con la pieza del puzzle que falta y el hijo de ambos muestra su odio ante esa crisis que se nota en el ambiente.
Inesperada reacción ante el asesinato del amante.
Magnífica película que toca muy de fondo el drama de la infedilidad y el punto de vista tan diferente de sus protagonistas.
Un abrazo
Estupendo comentario. Se nota que te gusta la peli. Me alegra que destaques el asunto, trivial en apariencia, de la pieza del puzzle y las distintas reacciones (puntos de vista) acerca del adulterio.
ResponderEliminarUn abrazo, Yuri.
Otra de los "must" de don Claude, sin duda, y con una Stéphane de quedarse sin resuello.
ResponderEliminarPor cierto aquí te/os recomiendo un artículo de homenaje de Vicente Molina Foix en "Letras Libres":
http://www.letraslibres.com/index.php?art=15020&rev=2
Saludos cordiales y enhorabuena por las críticas sobre el cine de Chabrol.
Muy bueno el artículo del enlace, Mariano. Y las respuestas que Chabrol hace al cuestionario. Estoy de acuerdo con el autor en situar la mejor época de Chabrol a finales de los sesenta y los primeros setenta.
ResponderEliminarSaludos!