La trama de Ayneh no puede ser más simple: Mina es una niña que se pierde por el caótico Teherán cuando decide volver a su casa sola después de esperar, en vano, que su madre acuda a recogerla al colegio. En el camino, se encontrará con diversos personajes que tratan de ayudarla: un vendedor ambulante, un taxista, un policía y el conductor del autobús. En su viaje, a través del denso tráfico, la niña usa todos lo medios de locomoción posibles (motocicleta, coche o autobús), y conoce gente que se queja de los atascos, que celebra la victoria de su equipo de fútbol, que se siente sola, abandonada por sus hijos, o que reivindica una igualdad entre hombres y mujeres. La mirada atenta de Mina lo disecciona todo. Sus grandes ojos se sorprenden, ríen o se entristecen según la situación en la que se encuentra ella o los distintos personajes.
En un momento determinado, la cinta de Panahi se rompe en dos (no lo cuento, merece la pena verlo); a partir de ahí el director deshace ficción y realidad y la película gana enteros a toda velocidad. Y eso que pierde unos muy cuidados y estudiados encuadres (el travelling de la motocicleta es tan largo como espectacular) a favor de planos muy generales, debido al cambio brusco del punto de vista: de Mina (personaje) a Panahi (director). Pero el buen cineasta no se resigna a dicha separación y poco a poco vuelve a al origen de la historia sin que nos demos cuenta. Lo hace insertando en la trama algunos de los personajes del cuento imaginado y colocando a la protagonista (Mina, actriz) en la misma situación de partida, de tal forma que llega un momento en que no sabemos qué es lo real y qué lo imaginario. Es decir, mucho más allá del ya conocido cine dentro del cine.
Este interesante ensayo sobre el realismo se ve salpicado de las ideas por las que el régimen iraní persigue a Panahi. Con habilidad, el realizador utiliza a Mina para denunciar una discriminación por sexo que allí se ve ya como algo normal (la niña se salta “por descuido” más de una vez la prohibición de entrar en los autobuses por la zona de los hombres). De hecho todo el filme parece una gran metáfora donde Mina es el joven pueblo iraní, perdido entre la intolerancia de un régimen que consigue acallar su voz; como el intenso tráfico apaga con su ruido las voces de los personajes e impide que el espectador vea a la niña en distintas ocasiones. En este sentido, es firme la acusación de Panahi cuando provoca que se corte el audio de la cinta, una y otra vez, en clara referencia a la censura que sufren sus películas.
El Espejo, y el resto de la brillante filmografía de Panahi, son más que largometrajes, son verdaderos testimonios de lo que está pasando en Irán. Son pruebas de la falta de libertad que allí se respira. La misma que ahora, literalmente, sufre el propio director tras ser apresado. Yo me pregunto, por lo que atañe a nuestro País, ¿dónde están los compañeros de Panahi que no denuncian abiertamente esta injusticia? ¿A qué esperan a manifestarse los directores, actores de “la ceja” y demás colegas? ¿Por qué no actúa nuestra diplomacia exigiendo su liberación? Un Gobierno, como el nuestro, que presume de su lucha por la igualdad de las mujeres ¿cómo es que no protesta abiertamente contra la represión sufrida por uno de los hombres que más combate en ella?
Por qué no grita todo el mundo: ¡Liberar a Panahi!
Ver Ficha de El Espejo.
Me ha gustado mucho tu post, sobre todo porque habla de una película suya que no he visto, pero espero hacerlo pronto...
ResponderEliminarOjalá le liberen pronto...
Una estupenda manera de reivindicar el cine de Jafar Panahi, la peli no la he visto, y me la apunto claro, gracias por la reseña.
ResponderEliminarsaludos
El cine, como cualquier manifestación artística, no está nunca al margen de la sociedad que le toca vivir. En cualquier lugar, aunque ejemplos de este tipo sean más relevantes de esa teoría.
ResponderEliminarBuena reseña, porque a película es un imprescindible para cualquier amante del buen cine. Un saludo ;)
Yo tampoco he visto la película. Pero si leíste mi comentario en el blog de desconvencida, eso ya lo sabías. Tu triste teoría de cómo la censura y la falta de libertades agudizan el ingenio y provocan obras maestras la he pensado más de una vez yo también. De lo de Panahi me enteré por desconvencida.. No entiendo cómo la comunidad internacional del cine no denuncia el hecho y hace presión conjunta. Supongo que lo harán enseguida.
ResponderEliminarUn saludo.
Ojalá, desconvencida, pero no lo harán si la gente se queda callada.
ResponderEliminarEs un cine muy personal, atikus, e inteligente, siempre comprometido con los derechos de las personas.
Babel: Me parece una película muy representativa del cine de Panahi, ideal para aquella persona que quiera acercarse a él.
David: Sí que leí tu comentario, merece la pena ver el cine de Panahi. Yo tampoco comprendo lo que está pasando. Lo que es verdaderamente increíble es que se hayan levantado cientos de cineastas en contra de la detención de Polanski (se trata de un delito) y no se hayan movilizado contra la injusticia descarada que sufre el director iraní; yo creo que no hay color entre un caso y otro.
Me ha interesado muchísimo tu reseña de esta película, Ethan. Si puedo hacerme con ella, la veré, sin duda.
ResponderEliminar¡Ojalá le liberen lo antes posible!
Un abrazo
Ya nos contarás, Elvira, si te gusta el cine de Panahi cuando la veas. Yo también espero que lo liberen pronto, pero me temo que tendrá que exiliarse para hacer su cine.
ResponderEliminarUn abrazo.
Magnífico post.
ResponderEliminarEn cuanto a la situación de Panahi, sobra cualquier comentario que añada, me adhiero a lo que dices. Otra vergüenza más para la humanidad.
Gracias Trecce y bienvenido!
ResponderEliminarEfectivamente, una vergüenza más en pleno siglo XXI.
De este director he visto "El globo blanco", y por lo que cuentas de "Ayneh" hay muchos puntos en común entre ambas películas. "El globo blanco" es una película maravillosa, una delicia.
ResponderEliminarLa censura, las listas negras y, aún peor, la cárcel y el asesinato: los artistas siempre han sido bultos sospechosos y lo siguen siendo, en Irán y aquí mismo. Ahora mismo.
Ojalá que el caso de Panahi llame suficientemente la atención para que sea liberado cuanto antes. Hay sitios de internet que recogen firmas para su liberación, por ejemplo en la página de la SOCIETE DES REALISATEURS DE FILMS http://www.la-srf.fr
Saludos.
Gracias por la información Licantropunk, yo ya he firmado. A ver si entre todos conseguimos algo.
ResponderEliminarSaludos!
Más allá de las noticias que puntualmente pudieran llegar de festivales y foros especializados, tengo una carencia alarmante de cine oriental.
ResponderEliminarEn cuanto a la relación entre la censura social, y la calidad artística de esa sociedad, parece que la historia la confirma.
Es cierto, Raúl, que las cintas de este tipo no suelen comercializarse, por desgracia. Porque hay verdaderas joyas, como ésta.
ResponderEliminarSaludos!