Si bien en los créditos se
anuncia que el filme se basa en un relato corto de B.H. McCampbell,[1]
en realidad el argumento de Río Bravo
tiene su origen en la película de Fred Zinnemann, Solo ante el peligro (High
Noon, 1952), un western
psicológico donde el protagonista (Gary Cooper) es un sheriff que se enfrenta
solo a una banda de malhechores después de solicitar, en vano, ayuda a la
comunidad. Para Hawks, la actitud del sheriff de Zinnemann era tan reprochable
como la de los personajes de El Tren de
las 3:10 (3:10 to Yuma de Delmer
Daves, 1957), muy en la línea de la anterior, otra película que le sirvió de
referencia para escribir Río Bravo.
Hawks lo explica delante de las cámaras:
“Algo no cuadra, se supone que el tipo es bueno, que es muy
habilidoso con las armas, pero va por ahí, como una perdiz mareada, buscando a
gente para que le ayude. Y al final su esposa cuáquera le salva el pellejo […].
Esto es ridículo. Este tipo no era profesional […]. Un prisionero le dice al
sheriff: ‘verás cuando mis amigos te cojan’. Y yo dije:
Si ese sheriff fuera de los buenos tendría que haberle respondido: ‘será mejor
que no me toquen porque la primera bala será para ti’.[2]
Empezamos a entrelazar este tipo de cosas
y así surgió Río Bravo” (Entrevistas
TCM: Howard Hawks).
Con la réplica a la famosa
cinta de Zinnemann, Hawks aborda lo que él llamaba segunda etapa de la
conquista del Oeste. Tras una primera fase donde se encuadran los exploradores
(Río de sangre) y los ganaderos (Río Rojo), ahora les toca el turno a los
representantes de la ley para imponer el orden entre los pioneros que se habían
instalado en los nuevos territorios. Hawks pasa de los rodajes en exteriores de
sus primeros dos “ríos”, a un western claustrofóbico
que se desarrolla en únicamente tres o cuatro decorados: la cárcel, el saloon, y el hotel, y que, como quería
Hawks, incide más en los personajes, en las relaciones entre ellos, que en la
trama.
Con la renuncia al espacio abierto y el énfasis en los caracteres, Hawks
consigue con Río Bravo realizar su
película del Oeste más moderna. Y lo es más al contrastar el enfoque avanzado
con la inclusión de los elementos tradicionales del género (el sheriff, los
pistoleros, el saloon, los jugadores
de cartas, etcétera, todos, excepto los ligados a los exteriores como los
indios o la caballería), pero también con la forma de narración lineal, con la
puesta en escena convencional retratada con un objetivo transparente y, en fin,
con el clasicismo ejemplar de Hawks. Es lo que llama Robin Wood “la complejidad
de la película por contradicciones aparentes” (1982, p. 40).
Río Bravo es el paradigma del cine tal como lo entendía Hawks. Da la
impresión de que el autor quería resumir su obra reuniendo en un solo título a
todos los personajes que anteriormente había utilizado, no sólo en sus cintas
dramáticas, sino también, como luego veremos, en la comedia. Así, el
largometraje lo protagoniza un grupo que se enfrenta a un peligro común, donde
figuran el líder, el amigo del líder, con conflicto interno incluido, el joven
inexperto, el viejo y, finalmente, la mujer que quiere entablar una relación
con el primero, pero es rechazada inicialmente.[3]
Todos ellos conectados entre sí para ensalzar los valores de la amistad como
tema prioritario, seguidos muy de cerca por los del honor, el deber y la responsabilidad
del mando.
[1] B.H.
son las siglas de Barbara Hawks, la hija de Howard Hawks y Athole Shearer
(hermana de Norma Shearer, a su vez casada con Irving Thalberg). Además de
participar en el argumento, Barbara tuvo algunas ideas tan buenas como la del empleo
de la dinamita en el tiroteo final.
[2] Esta
frase la emplea Hawks en Río Bravo,
cuando Nathan Burdette va a visitar a su hermano a la cárcel y amenaza al sheriff
Chance. También la usa en la secuencia donde Dude obliga a toda la banda a
dejar las armas en la entrada del pueblo. En El Dorado volverá sobre ella en un par de ocasiones más.
[3]
Además de El Dorado y Río Lobo, los ejemplos donde aparecen
los mismos personajes, con muy pocas variantes, son múltiples: La Escuadrilla del Amanecer, Sólo los ángeles tienen alas, Tener y no tener, Camino a la gloria, Air Force,
Río Rojo, Río de sangre, Hatari!,
etc.
A mí, "SOLO ANTE EL PELIGRO" no me ha gustado nunca, pero no por las razones que en su día esgrimía Hawks y que le llevaron a rodar "RIO BRAVO" como respuesta a la otra. Fue su acusado enfatismo formal, cercano a la pura geometría, el artificio de su puesta en escena, lo que siempre me ha molestado del western-parábola de Zinnemann. Creo que el paso de los años a hecho mella en la película, se ha encargado de matizar sus voceadas virtudes.
ResponderEliminarEn cualquier caso, ese atribulado sheriff buscando ayuda entre los elusivos ciudadanos del pueblo es creíble y sobre todo entendemos su "miedo" a partir del actor que lo interpreta, un adecuado Gary Cooper de rostro cansado y mineralizado, un hombre envejecido a punto de iniciar una nueva vida y que se siente vulnerable. Lógicamente, si el intérprete de ese Will Kane hubiera sido un actor de las características de John Wayne, la película perdería mucho sentido.
Un saludo.
A mí lo que no me gusta de Solo ante el peligro tiene que ver con el aspecto formal de la cinta, con el tufillo a serie de televisión de aquellos años. Siendo un western intimista como era, el resultado final se aleja mucho del de Río Bravo, una película redonda para verla en la gran pantalla.
EliminarLo del argumento de cada una de ellas es el resultado de dos puntos de vista, respetables ambos, uno influenciado por la coyuntura política de entonces, y el otro por el clasicismo al que hacía gala Hawks, aunque como digo en el post, contrastado con una modernidad inusitada para finales de los cincuenta.
Saludos.
A mí me gusta más Rio Bravo que la de Solo ante el peligro (que también me gusta). La de El tren de las 3:10 me parece también un peliculón. Entiendo (y me hace mucha gracia) lo que decía Hawks, y hasta cierto punto coincido en lo que dice.
ResponderEliminarTambién me hace gracia que "El Dorado" estaba siendo un "drama griego", en opinión de su guionista (la misma mujer que en Rio Bravo, claro) el mejor guión que había escrito y que Hawks empezó a "sugerir" cambios y más cambios hasta que ella dijo: "Pero si esto es otra vez Rio Bravo, Howard" Y John Wayne que estaba por allí le dijo para animarla "si funcionó una vez..." Jajaja
Un saludo.
En realidad el guión de El Dorado era la adaptación de la novela de Harry Brown "The Stars in their Courses", que era una especie de tragedia griega, Leigh Brackett se hizo cargo del trabajo (igual que en Río Bravo, aunque allí trabajó con Jules Furthman que era el titular del equipo) y entre ella y Hawks lo llevaron poco a poco a su parcela, es decir, a Río Bravo. Pero bueno no estamos adelantando un poco jajaja. Veremos todo esto con más detalle.
EliminarSaludos.
Me gusta mucho tu análisis del remake y por supuesto Hawks..¡de Wayne..hasta los andares! (jeje)
ResponderEliminarDel director soy entusiasta tambien en comedia, ha dirigido unas cuantas que considero de lo mejorcito que se ha hecho a lo largo de la historia del cine.
Un abrazo Ethan
Uno de los grandes. Decir Howard Hawks es prácticamente definir el cine clásico. Es verdad que tocó varios géneros, pero sus películas de aventuras (incluyendo los westerns) y las comedias fueron casi todas excelentes.
EliminarJajaja es verdad lo de los andares de Wayne, muy característico de él.
Un abrazo