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viernes, 12 de noviembre de 2021

LA PUERTA DE AL LADO (Nebenan de Daniel Brühl, 2021)

Pasado el ecuador del Festival de Cine de Sevilla, ayer tuvimos la oportunidad de asistir al estreno en España de la primera película dirigida por el actor hispano-alemán Daniel Brühl. El cineasta, que presenta su cinta a la Sección Oficial, fuera de competición, ha sido galardonado en el certamen con el premio Ciudad de Sevilla 2021.

 

La puerta de al lado, que así se titula la cinta, se desarrolla en su mayor parte en un bar céntrico de Berlín donde Daniel (Daniel Brühl), un actor de moda, entra para tomarse un café mientras hace tiempo para volar a Estados Unidos donde le espera una importante audición. En el local, su vecino Bruno (Peter Kurth), al que Daniel no conoce, se dirige a él, en un principio para criticar su manera de interpretar, aunque poco a poco irá desvelando otros oscuros intereses…

La película, que bien podría representarse en el teatro, es una obra two-hander, a dos manos, ya que prácticamente se desarrolla en un solo decorado, y se centra en el diálogo entre el propio Brühl, que casi hace de sí mismo ⸺el personaje es un actor, al que van a seleccionar para una película de superhéroes (en la vida real participa en series y películas del universo Marvel), habla bien español y además se llama Daniel⸺ y el sobresaliente Peter Kurth, que da vida a un personaje procedente de la Alemania del Este con cierto tufillo a expolicía de la Stasi.

Rodada correctamente por Brühl, tiene en su haber precisamente eso: no abusar de extremas angulaciones ni de otras técnicas barrocas tan típicas de director novato con ganas de experimentar. Si bien, la trama es bastante previsible y queda lejos de algunos filmes sobresalientes del mismo corte como La huella, Pura formalidad, Chinese Coffee o Interview, por nombrar unos pocos.

 

En concreto podríamos situarlo en la esfera de la citada Chinese Coffee (2000), el debut de Al Pacino como director de largometrajes de ficción. Filme que guarda ciertas semejanzas con el de Brühl al ser una suerte de autorretrato ⸺también lo es Interview (2007), dirigida e interpretada por Steve Buscemi⸺, una película notable poco vista por el público en general, donde el actor de El padrino se arriesgaba algo más con el rodaje y la interpretación, aireaba la cinta con algunos flashbacks y ofrecía un duelo de altura con otro pedazo de actor: Jerry Orbach.

Y es que el problema con La puerta de al lado puede ser ese: los antecedentes pesan demasiado, tanto por cantidad como por calidad, y sorprender con este tipo de película es muy difícil. Y eso que la cinta de Brühl toca de refilón temas sociales tan importantes como la gentrificiación, la lucha de clases o el de las dos Alemanias, todavía irreconciliables en muchos sentidos. Ambicioso, pues, en ese sentido, pero insuficiente para redondear un debut que, no obstante, puede ser el inicio de una prometedora carrera como realizador.   






lunes, 8 de noviembre de 2021

PARA CHIARA (A Chiara de Jonas Carpignano, 2021)

Con un arranque de película de género ⸺de gangsters, para ser más concretos⸺, al estilo de El padrino, pero con el realismo de la más reciente El traidor (Il traditore de Marco Bellocchio, 2019), comienza la película del director italiano-americano Jonas Carpignano, que compite por el Giraldillo de Oro aquí en el Festival de Cine Europeo de Sevilla.

 

Carpignano organiza una fiesta de cumpleaños de una familia de mafiosos para presentar a todos los componentes del clan, pero ya desde el principio su cámara se decanta por la adolescente Chiara (Swamy Rotolo), una niña de 15 años, la favorita del padre, el capo mafioso Claudio (Claudio Rotolo). A partir de un atentado al coche del progenitor, y de la posterior desaparición de este, Chiara comienza a darse cuenta de qué clase de familia tiene y de los negocios a los que se dedica.

A Chiara cierra la trilogía calabresa del director después de Mediterranea (2015) y A Ciambra (película que pudimos ver en el certamen sevillano de 2017, y que se llevó el premio al mejor actor), y lo hace con una historia rodada de la misma forma que su cinta anterior, con una cámara subjetivo-obsesiva con el personaje principal, que se introduce en la piel de la joven Chiara para que el espectador piense lo que ella piensa y sienta lo que ella siente, igual que lo hacía con Pío Amato, aquel magnífico pequeño actor de A Ciambra.

 

De nuevo Carpignano le saca todo el rendimiento posible a un elenco no profesional (la familia mafiosa Guerrasio es interpretada por la familia Rotolo, todos ellos estupendos, con la joven Swamy a la cabeza) en aras de un verismo que, no obstante, desaprovecha una trama que prometía más emociones por otra que, si bien favorece el realismo, se queda algo más plana.

Aproximación, pues, al mundo de la mafia desde el punto de vista de una adolescente que, a medida que su cuerpo y personalidad se van desarrollando, también ve cómo su mundo ideal se va transformando por otro totalmente diferente. Un filme con trazas coming-of-age, con aspiraciones de película de género, pero con resultado algo discutible.



martes, 24 de febrero de 2009

COLABORACIÓN: La conversación (The Conversation de Francis Ford Coppola, 1.974)

En 1.974, el mismo año en el que en Estados Unidos se destapa el escándalo del Watergate, Francis Ford Coppola dirige La conversación, un estupendo drama de intriga y suspense ambientado en el mundo del espionaje industrial – en su momento al director se le tachó de oportunista por recuperar para ese momento puntual un guión que llevaba años durmiendo en un cajón el sueño de los justos. Aquel 74 es también definitivamente el gran año de Coppola que no sólo obtiene con esta película la Palma de Oro de Cannes sino que se convierte en el gran triunfador de la noche de los Oscars gracias a las 6 estatuillas conseguidas por El Padrino II. En aquella ceremonia, además el cineasta está nominado por partida doble, y una de las principales rivales con las que se encuentra la ganadora final es precisamente el film del que vamos a hablar a continuación.





Rodada justo entre los dos primeros "padrinos" y con un presupuesto sensiblemente inferior al que suele manejar en otras películas de esa época, La Conversación es uno de los títulos de la carrera de su director que más le enorgullecen según él mismo ha confesado en alguna ocasión.

La película tiene como protagonista a Harry Caull, un prestigioso detective privado experto en seguridad que recibe el encargo, en principio banal, de vigilar a una pareja por un presunto caso de infidelidad. En un principio las conversaciones entre los amantes resultan totalmente intrascendentes, pero cuando Harry descubre que el cliente que lo ha contratado se niega a identificarse empieza a sospechar que la vida de éstos y la de él mismo corre peligro. Sin duda la clave del film está en el certero retrato psicológico que se hace de su protagonista principal, decisivo para el posterior desarrollo de la trama. El carácter obsesivo de Harry en busca permanente de la redención – arrastra un sentimiento de culpa por un suceso cometido tiempo atrás por el cual murieron varias personas- le condena a una irremediable soledad y le lleva a embarcarse en su propia paranoia que al final resultará también la nuestra. Con una tensión que va "in crescendo" pero que al mismo tiempo es casi imperceptible, Coppola consigue que al final el espectador del film acabe casi tan agobiado como su protagonista. Uno de los principales apoyos con los que cuenta el realizador para alcanzar su propósito lo encontramos en la prodigiosa y medida interpretación de Gene Hackman, bien secundado aquí por John Cazale y Allen Garfield, dos rostros imprescindibles en el cine de los setenta, y por un jovencísimo Harrison Ford muy alejado en esta ocasión de los papeles de galán o de héroe a los que nos acostumbrará más adelante.

Buena prueba de esa tensión "in crescendo" que recorre el film la encontramos ya en su primera y magistral secuencia. Arranca la misma con el plano general desde el cielo de un gran parque en el que a modo de tablero de ajedrez se van organizando los distintos actores de la trama. La cámara va cayendo en un lento y progresivo picado, casi como el vuelo de un moscardón, que termina por posarse en cada uno de esos actores. A continuación se desarrolla la conversación que da titulo al film y que desencadena la historia. Esta conversación será el leif motiv del film y se irá repitiendo a lo largo del mismo hasta convertirse en algo recurrente, algo así como las variaciones musicales de una misma pieza musical, algo así como esas variaciones que el propio Harry interpreta con su saxo en distintos momentos del film. Es la reiteración constante de todos esos elementos la que nos sumerge en la paranoia en la que al final se convierte la película – con una última escena demoledora en la que se mezclan sentimientos como soledad y claustrofobia. La conversación es un film de esos que dejan en el espectador la extraña sensación de haber visto algo apasionante e incómodo al mismo tiempo, un sabor agridulce que tal vez sólo está al alcance de las grandes obras maestras.
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