Sería normal por nuestra parte considerar Three Bad Men, producida en 1926, como un filme de aprendizaje de un director con una carrera tan longeva e importante como Ford, para muchos el mejor director de cine de la historia. Sin embargo, y probablemente esta sea una de las características que hace tan grande la figura del realizador, Tres Hombres Malos ya es una obra personal, una de las películas mayores de Ford, con todos los ingredientes que configuraron sus largometrajes, como luego veremos. Lo es porque a esas alturas de mediado de los años veinte, Ford ya tenía en su haber la friolera de cuarenta y cinco películas, más algunos cortos. Es decir, la cantidad de cine suficiente para toda una carrera. Podemos decir que su “aprendizaje” estaba bastante avanzado. Sobre todo si tenemos en cuenta que ya había dirigido El Caballo de Hierro (The Iron Horse, 1924) y pronto rodaría Cuatro Hijos (Four Sons, 1928) y Legado Trágico (Hangman's House, 1928); y estamos citando sólo las películas calificadas por casi todos los entendidos como rozando o alcanzando la obra maestra.
Y entre ellas, Tres Hombres Malos. Un western fordiano por los cuatro costados. Ya sólo en el arranque planea la sombra del realizador cuando presenta al protagonista cantando una canción popular irlandesa mientras cabalga junto a una caravana de colonos. O’Malley (George O’Brien) es un cowboy que procede de la tierra del arpa y la cerveza y se interesa por Lee Carlton (Olive Borden), la joven y bella protagonista de la película. La secuencia en la que O’Malley conoce a Lee es de lo mejor de la película. Cargada de humor (una mancha en la nariz que aparece y desaparece puede ser un método para ligar estupendo) la escena muestra el cine que le interesa al realizador, el de lo cotidiano, el sencillo con pinceladas de humor y emoción casi a partes iguales.
La cinta cobra su giro más importante cuando aparecen las inquietantes siluetas a contraluz de tres jinetes buscados por la justicia. Con ligeros insertos, Ford nos indica que los personajes son unos sanguinarios y no persiguen nada bueno. Un western convencional parece arrancar, pero enseguida se convierte en un mero intento, en un espejismo —otra genialidad—, el espectador no sabrá a que atenerse cuando los bandidos intenten robar los caballos a Lee y vean como otra banda se les adelanta. ¿Es una broma del director? Ciertamente, porque a partir de ahí, en muy poco metraje, el filme cambia 180 grados. Los “tres malos” se transforman en los protectores de la joven Lee contra el sheriff y su banda. Ford le da la vuelta a la trama y la vuelve del revés: los malvados son los buenos y viceversa.
Las situaciones cómicas y cotidianas de nuevo son lo mejor del maestro. Los diálogos con doble sentido cuando los bandidos conocen a su protegida son para enmarcar. Y lo que sigue: no sólo los delincuentes desisten en su plan de robar a la huérfana sino que se transforman en casamenteros. Otra escena a destacar: un largo plano secuencia con travelling de ida y vuelta en un saloon mientras buscan un marido para Lee. “Hay que buscar gente que no beba, no queremos esponjas con nosotros” llegan a decir los beodos compañeros en plena borrachera.
Ford atiende a los personajes principales, pero no abandona los secundarios que les acompañan, por muy poco metraje que ocupen. Un ejemplo es el director del periódico local, que asistirá en directo a la carrera para ocupar el territorio, y de vez en cuando comentará algunas noticias de sociedad: “tuvieron problemas para extirparle el apéndice: lo mataron antes”. Un personaje perteneciente al universo de Ford, como los amigos borrachines; los volveremos a ver en películas posteriores transformados para la ocasión en miembros de un jurado sudista, en suboficiales del ejército entregados al ponche más que al baile o en marinos mercantes el día de la paga.
Caracteres y situaciones son reconocibles como pertenecientes al cine particular de Ford. Tanto que la propia película podría ser un borrador de Tres Padrinos (Three Godfathers, 1948), sólo que el borrador le salió mejor que el original. Y es que nos gustan más estos “Hombres Malos” que aquella —por otra parte, excelente— alegoría de Los Reyes Magos. Los preferimos por dos razones, por la inclusión de la trama en un marco épico como el de la conquista del Oeste y por el final, un antecedente claro al cine crepuscular de Peckinpah, en muchas de sus películas, o al de Richard Brooks en Los Profesionales (The Professionals, 1966), dos ejemplos de la evidente influencia de Ford en el resto de cineastas.
Del tono épico nos ocuparemos en la secuencia que viene a continuación, la elegida para nuestro cine fórum y la culpable de la fama de la película. Aunque insistimos en las demás virtudes de la cinta, es justo reconocer la espectacularidad de las imágenes que vamos a ver. Sólo una advertencia antes de comenzar: lamentamos profundamente la mala calidad del vídeo, pero es el único del que disponemos y en la red no hemos encontrado nada mejor. Si algún lector puede conseguir la secuencia o decirnos donde encontrarla le estaríamos agradecidos eternamente.
Bueno, vamos a ello:
La secuencia que acabamos de ver incluye la carrera de los colonos organizada por el Estado para ocupar los nuevos territorios. Es una escena que se repetirá en diversas ocasiones a lo largo de la historia del cine. En especial recordamos las dos versiones de Cimarrón, la de Wesley Ruggles (1931) y la de Anthony Mann (1960), ambos filmes inferiores al de Ford; desiguales en su estructura y narrativa.
Nuestra secuencia arranca cuando se da la señal de partida a los cientos de carromatos, jinetes y transportes de todo tipo. Hay dos aspectos importantes en el metraje que vamos a analizar, por un lado el montaje, quizás lo más destacado; por otro, la sorprendente capacidad, en el año 1926, de rodar estas imágenes que en nada tienen que envidiar a las que se pudieran filmar hoy en día.
Vista la secuencia de un tirón la primera impresión es de caos total, sin embargo la forma en la que se ha editado la película no tiene nada de improvisación sino todo lo contrario: está perfectamente estudiado por Ford y sus técnicos. Los primeros cortes siguen un ritmo similar y casi todos son panorámicas de izquierda a derecha, es decir en el sentido del avance según las primeras tomas antes de comenzar la carrera. Ford alterna todo tipo de medios de transporte utilizados (hay hasta una bicicleta) para conseguir esa sensación de confusión.
A continuación se insertan travellings en profundidad junto a las panorámicas, y encuadres fijos para atender a un aspecto determinado de la secuencia. El reportero que sigue las noticias in situ, un cambio de una rueda o el niño que casi es atropellado por los jinetes son ejemplos del montaje. Este último plano nos recuerda a aquel otro bebé en la escalera de Odessa filmado por Eisenstein, el rey de la edición. Son las mejores imágenes, Ford las reserva para la segunda parte según un plan premeditado que funciona estupendamente.
A partir de aquí, en el último tercio, Ford reduce el metraje de los cortes para acelerar el ritmo y aumentar la confusión. El realizador participa en el caos cuando cambia el eje e inserta algunas panorámicas en sentido contrario al inicial. Ahora las hay también de derecha a izquierda como si quisieran colisionar unas con otras. Hasta la cámara se mete debajo de los carromatos en un final espectacular e, insisto, sorprendente para una cinta de hace casi noventa años.
Para finalizar, algunos chascarrillos que el propio Ford le contó a Bogdanovich en las ya famosas entrevistas: el director aseguraba que varios de los actores habían participado en la carrera cuando eran pequeños e iban con sus padres. También decía que algunas de las imágenes estaban basadas en hechos reales, como la del niño que es salvado antes de ser atropellado o la del reportero que cubría la carrera desde dentro, imprimiendo los artículos a medida que pasaban las noticias. Según Ford, la secuencia que acabamos de ver se rodó en tan sólo dos días y sobró mucho material que luego fue utilizado para otras películas.
Ver Ficha de Tres Hombres Malos.
Evidentemente Ford es un maestro. Me encanta, sobre todo, su particular sentido del humor.
ResponderEliminarA mí me gustó mucho (la vi el año pasado). Y bueno, como tú, pues creo que me gusta incluso más que Tres Padrinos (pero esa me gusta mucho también; excelente, como dices).
ResponderEliminarEl personaje de Bull es el John Wayne de la peli.
Te pasas un poco cuando dices que el final es como el de Grupo Salvaje (Ja,ja). Sí, es verdad... Y recuerdo la escena del que está en la cabaña con la dinamita...pero bueno, en esta pelis todo es como más, no sé..."inocente" o "ingenuo" o qué sé yo...
Pero una película excelente y más que recomendable, como dices.
La de El caballo de hierro me pareció más floja (aún estando bien, conste).
En no sé qué libro de Ford (el de Tras la pista, creo)...comentan que la escena del niño en la carrera "sobraba"... No lo sé. Yo creo que en aquella época los dejaría clavados en la butaca.
Un abrazo.
Joder, qué complicado debió de ser rodar algo así en los albores del siglo pasado.
ResponderEliminarTienes razón. Tras los primeros segundos, he estado a punto de precipitarme y apuntar lo que yo creía unas limitaciones técnicas (no digo deficiencias, si no limitaciones) evidentes en las imágenes que nos has proporcioando, Pero vista la secuencia en conjunto, uno comprende que todo está hecho siguiendo un patrón un plan técnico preconcebido que consigue el nivel -sorprendente- de calidad que tu crítica menciona.
Lo que se aprende en tu blog. Me gusta lo que dices de Ford sobre los secundarios.
ResponderEliminarSaludos
Trecce: De hecho cuando John Ford se quejaba de alguna de sus películas, que no había quedado bien, solía decir que faltaba humor en ella.
ResponderEliminarDavid: El personaje de Bull es, en efecto, Wayne o McLaglen o Ward Bond, es decir el propio Ford o lo que a él le hubiera gustado ser. Por cierto el malo (el sheriff) por lo visto existió en realidad (eso dice Ford)
En cuanto a lo del final, no me refería especialmente a "Grupo Salvaje" (aunque también) sino a cualquiera de las de Peckinpah, los finales de "La Cruz de Hierro", o "Quiero la cabeza de Alfredo García" o incluso "Duelo en la Alta Sierra" (salvando la distancia de medio siglo), por lo que tienen de suicidas, o de románticos, que alguien podría decir. En ese mismo sentido hay otra peli que me viene a la memoria con un final parecido: "El Jardín del Diablo" de Hathaway.
Lo del niño debió ser todo un acontecimiento, está espléndidamente rodado.
Raúl: Es una secuencia muy bien montada, Ford parece que le tenía especial cariño, de sus palabaras se desprende que se lo pasaron bien, que fue toda una aventura: "Hicimos una carrera por la tierra de mil diablos; pasaba en un llano y pegaban a los caballos -había centenares de carromatos, entonces resultaba muy barato- a toda velocidad; una velocidad endemoniada"
Isabel: Él tenía una troupe que le seguía a todas partes, los secundarios son importantísimos en Ford, un viejo que sueña con una mecedora o un cura que utiliza lo mismo la biblia que un rifle de repetición son elementos que enriquecen la trama y configuran sus pelis para alcanzar la calidad que sin duda tienen.
Saludos!
Que interesante, Ford es un director para revisar permanentemente.
ResponderEliminarHola Ethan. No la he visto pero al leerte da la sensaciñon de que realmente el maestro Ford aquí estaba inventando el cine, el western, Tengo pendientes las películas mudas de John Ford. Un abrazo.
ResponderEliminarImpresionante las imágenes; eso sólo lo puede rodar un maestro. La sensación de confusión, como dices, está perfectamente plasmada. Es como si uno mismo formara parte del jaleo y estuviera montado en un caballo a todo galpe ;-)
ResponderEliminarCreo que he visto una o dos pelis tan sólo de Ford de su período mudo, me acuerdo de El caballo de hierro, un peli que está muy bien (creo haber visto otra, pero ahora mismo no sé muy bien). Desde luego, y después de leerte, ésta me la apunto para compensar ese déficit que tengo con las pelis mudas del genio de origen irlandés.
Ahora también me acuerdo de otra peli conocida (porque aparece en ella Tom Cruise) en la que creo que salía esta carrera para colonizar tierras de un Estado de los EEUU, creo que era Arkansas, pero no estoy seguro; se trata de Un horizonte muy lejano. Por supuesto nada que ver con las pelis que hacía John Ford, aunque tampoco me había parecido mala del todo.
Un saludo, Ethan. Entrada estupenda.
David: no hay que dejar de volver a Ford, es el cine con mayúsculas.
ResponderEliminarMarcos: Y eso hacían en aquella época, inventaban lo que hoy conocemos por cine; en la secuencia se ve lo avanzado que estaba el montaje, de lo cientos de metros que seguro rodaron Ford eligió los que hemos visto, pero el resto se uitlizaba en otras películas. Ford dijo que luego vio imágenes de Tres Hombres Malos en pelis de la Fox por televisión.
En cada película de esos años se introducían elementos nuevos que posteriormente utilizaban los colegas. El rescate en el último momento del niño es herencia de Griffith, (y la epicidad del relato, y casi todo...) el montaje de Eisenstein, etc.
Se inventaban el cine, como dices, y se lo pasaban en grande.
Javi: Es cierto, en esa peli de Cruise con Nicole Kidman, y seguro que se nos olvida alguna más. Del periódo mudo de Ford las cuatro que he nombrado son muy recomendables. Hace poco he visto "Cuatro Hijos" y es un dramón, pero muy bien realizado, con muchos movimientos de cámara, cosa poco habitual entonces, y con toques de humor como el del alcalde que intenta dar un discurso y nunca lo consigue porque la gente no le hace caso (algún día podríamos hablar de ella).
"El Caballo de Hierro" es una película interesante, mucho mejor que la posterior "Unión Pacífico" de De Mille, que trataba el mismo tema. También la protagonizaba George O'Brian, el galán de moda por entonces.
Saludos!
Pues por desgracia yo aun no la he visto, aunque viniendo de Ford, no tarde en verla. Un saludo.
ResponderEliminarMe encanta esta película. Me entusiasman las películas pioneras del director pionero por excelencia del cine americano: John Ford. Sabia combinación de lirismo y épica, transición "mágica" del drama a la comedia (y viceversa), y una extraordinaria capacidad narrativa. He aquí, en síntesis y a mi juicio, las claves del genio de Ford, ya presentes en "Tres hombres malos".
ResponderEliminarBuena elección, Ethan, y muy buena reseña del film.
Salucines
Desconozco el cine mudo de Ford y resulta admirable.
ResponderEliminarUno entiende ahora que ya hemos visto sus grandes películas que todo viene de lejos. Su amor por el cine su capacidad para contarnos una historia épica o sencilla. Es que no doy crédito al ver las imágenes.
Tambien he leido lo de la escena del niño y al verlo me he quedado de piedra y más al saber que no hay "truco" ni cartón que es real y que además ni la madre sabia hasta que punto arriesgaban al crio, por eso en el libro Tras la pista.. lo comenta como algo que es de lamentar por la peligrosidad que conlleva en aras del climax de la escena porque los especialistas estaban más interesados en impresionar al maestro con la velocidad y menos en lo que podian encontrar en el camino.
¡total que el crio tuvo suerte de salir con vida !
En ningún momento olvidamos que estamos hablando de un film de hace noventa años !!
No podia imaginar que subirias éste video.
De todos modos lo de Ford está en otro nivel.
Un saludo :-)
No he visto esa película silente del maestro, vaya ello por delante, así que te agradezco el dato y haremos por verla en las mejores condiciones, o, en su caso, pondremos una vela a Santa Rita por si a algún jerifalte de una tele se le ocurre que sería buena idea patrocinar a horas posibles un ciclo completo de las obras de Ford.
ResponderEliminarDespués de pedir imposibles, centrémonos en lo visto: esa secuencia de hace casi noventa años demuestra que lo del lenguaje cinematográfico no es un invento de frikies aunque me parece que hay algún detalle pensado por Ford para impresionar directamente al público de la época -lo que me parece absolutamente genial y legítimo- rompiendo la más pura lógica, pero si atiendo al interés de mostrar el caos de una carrera semejante, tal como tu encomiable reseña apunta, palpable la tensión y el interés de cada concurrente, nada que objetar.
Un abrazo.
Emilio: pues cuando la veas nos cuentas.
ResponderEliminarFernando: bueno has definido a Ford con precisión de cirujano. La mezcla de drama y comedia es marca de la casa; y todo muy bien narrado en un entorno épico. Efectivamente, eso es "Tres Hombres Malos".
Abril: Hay que acercarse a Ford. Hacerlo con un background de sus pelis mayores es especialmente interesante. Se reconoce su estilo perfectamente, nadie excepto Ford podría haber filmado "Tres Hombres Malos". Se reconocen los personajes, la trama, su forma de rodar, el ritmo, todo, ahí estaba todo ya.
Lo del niño fue una imprudencia, en aquella época lo arriesgaban todo por ofrecer emoción al espectador, los seriales se hacían casi sin especialistas y los protagonistas se encontraban en peligro de verdad. Los pioneros de cualquier cosa siempre arriesgaron, en el cine no fue distinto.
Y sí, te dan escalofríos al pensar que estas imágenes tienen casi un siglo.
Josep: Ford juega con el público como vio que lo hacía su maestro Grifftih. No solo la secuencia del niño, también una mujer que se cae y es socorrida en el último momento por alguien que la sube a caballo.
Y, efectivamente, tu petición es comprensible, pero imposible hoy en día: la audiencia manda, a nadie le interesa programar un ciclo como ese... ¿películas en blanco y negro del año de la polca y encima mudas? ¿estamos locos? En fin... ni la 2 lo hace ya. Habrá que seguir buscandolas, coleccionándolas y revisándolas como si fueran tesoros para disfrutarlas en sesiones individuales, aun a riesgo de que el resto de tu familia te trate como frikie, como bien dices.
Abrazos!
La primera imagen es preciosa. Reconozco no saber mucho acerca de Ford, lo que es un poco imperdonable. La entrada me anima a conocer sus obras más famosas, y ya me adentraré en estas desconocidas más adelante espero. He oído hablar muy bien de "El hombre tranquilo, creo que empezaré por ella. racias por el empujón ;)
ResponderEliminarUn saludo :)
Oye, Ethan, ¿te has planteado dar clases de cine? Eres erudito y ameno a la vez, dos cosas que raramente van unidas. Un beso
ResponderEliminarA mi lo que me fascina de Ford es como plantea el paisaje, ¡es que me fascina! será por ser historiadora del arte pero creo que es un pintor en el cine ;)
ResponderEliminar¡saludos!
Siendo un Cine Fórum-Mi opinión:
ResponderEliminarEstos primeros westerns de Ford, los que yo conozco, Straight Shooting del 17; The Iron Horse del 24 y este hoy analizado 3 Bad Men, son algo decepcionantes. Este último puede que sea el mejor western del cine mudo. No conocemos muchos, se han perdido.
Ford domina la técnica visual. Si nos fijamos hay composiciones en exteriores, muy estudiadas, que volveremos a ver idénticas muchos años más tarde. Narrativamente resulta tedioso, visualmente ya se deja ver su personal estilo de composición de la imagen. A todos los amigos de Ethan les haría comparar (los niveles dramáticos) 3 Bad Men con La quimera del Oro (25) Los peligros del flirt (24)La aurora de la dicha (25) El navegante (24) El gran desfile (25)--Chaplin, Lubitsch, Griffith, Keaton, Vidor--de esa comparación deduciríamos que Ford era un director, en aquellos mediados años 20, del montón. Con imágenes interesantes, pero con películas aún lejos de un estilo narrativo depurado. Luego llegaría ese estilo y sus obras maestras. Yo pude ver en Mayo-Julio de 1987 la retrospectiva John Ford; en Madrid (Filmoteca)Y me ayudó a comprender la enorme figura de John Martin Feeney, Natani Nez, Jack Ford o si lo prefieren JOHN FORD. Perdón por lo extenso. Los Cine forúm tienen estas cosas. Un saludo a todos
Explorador: te envidio, de verdad, acercarte por primera vez a todas esas maravillas..., y comienzas por una obra maestra.
ResponderEliminarElvira: bueno en realidad ese es mi trabajo, doy clases, pero no de cine, ojalá, diversión en el trabajo, eso sería el colmo de la buena suerte.
Sheyla: entonces disfrutarás con pelis como "La Legión Invencible" o "Centauros del Desierto" o con cualquiera de sus pelis con el Monument Valley de telón de fondo.
Manuel: respeto tu opinión y voy a intentar ser objetivo (cosa muy difícil por la admiración que siento por Ford), en un principio veo ciertos contrasentidos en lo que afirmas, por un lado dices que "3 hombres malos" es el mejor western del cine mudo (estoy de acuerdo), eso es decir mucho, pero luego lo comparas con Chaplin, Lubitsch, etc. Entonces veo que en su género Ford era el mejor, mientras Chaplin lo era en el suyo. Pero luego dices que era del montón.
Por otro lado dices que son decepcionantes las pelis, hombre no esperes ver "Centauros del desierto" en ellas (aunque algunos elementos ya estaban en ellas y eso es lo interesante).
Lo bueno de Ford es que no sólo hacía western (donde según dices era el mejor), una peli de la que hemos hablado "Cuatro Hijos" (muy, muy recomendable) puede competir y superar a cualquiera de Vidor o Lubitsch ya que los mencionas, esta vez en el terreno contrario, en el del drama antibelicista. Ford sale ganando (la peli fue nombrada la mejor película del año). Sólo viendo los movimientos de cámara que Ford ya utilizaba frente a los estáticos de la mayoría se comprende que es una peli que se adelanta en años a sus "competidores", quizás Murnau sea el único que le haga algo de sombra, de hecho el arranque es muy parecido al de una obra maestra: "El Último". La forma de narrar de Ford es ya la de un cineasta maduro, consigue emocionar con la historia de los cuatro hermanos que van a la guerra en diferentes bandos y maneja las elipsis como nadie (narrativa de altura), las imágenes de los desfiles no tienen nada que envidiar a la peli de Vidor y el mensaje es el mismo. Claro que Ford llegó mucho más allá que Vidor, siendo éste un cineasta espectacular, pero Ford...
No sé si logro convencerte, pero te agradezco mucho el debate.
Abrazos!
Ethan he quedado sorprendido por ese magnífico vídeo de la carrera de los colonos en busca de un trozo de tierra.
ResponderEliminarEs Ford en estado puro y nada que ver con esa versión de Cimarrón de 1960 que es la que yo conozco.
También he sentido una gran tristeza pues reconozco que Ford es mi director favorito pero soy un ignorante en cuanto a su cine mudo se refiere.
Un abrazo.
La versión de Mann le quedó algo desigual (el buen director fue despedido antes de finalizar el rodaje), con buenos momentos, pero falto de ritmo y excesivamente larga y con Glenn Ford que no termina de cuajar en la historia y cede el protagonismo a una bella María Schell.
ResponderEliminarSaludos!
Qué escena tan impresionante. Como dices esta "competición" es un clásico en el cine de la conquista del oeste, pero en esta película ya deja poco espacio a los que vendrán detrás: Ford la borda. Esto hace palidecer a cualquier superproducción en cuanto a complejidad o número de extras. Menos mal que has aclarado lo del periodista porque yo hubiera sido incapaz de explicar qué hace ahí ese tipo. Y la del bebé... me parece que ahora no se la permitirían rodar, je, je.
ResponderEliminarSaludos y felicidades por esta entrada. Qué bien explicas el cine.
Al periodista lo presenta Ford en unas secuencias anteriores a la de la carrera, si ves la película entera se comprende bien quién es el personaje.
ResponderEliminarUn saludo, Licantropunk!
¡oh, centauros del desierto! Es una de mis favoritas. Teniendo en cuenta que el western no es mi estilo predilecto, te diria que ese me encanta por mostrar un poco el cambio que estaba teniendo el western, ¡es buenísima!
ResponderEliminarSaludos
Una obra maestra, verás que todo el blog está impregnado de ella.
ResponderEliminarSaludos
Muy buenooo!!!!!!!!
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