Septiembre, el fin de las vacaciones, los últimos días de
verano y… el festival de Venecia. Este año no ha habido muchas sorpresas, al
parecer el premio estaba cantado y el León de Oro se lo ha llevado una cinta
sueca que maravilló a todo el mundo en su estreno: A Pigeon Sat on a Branch Reflecting
on Existente de Roy Andersson. Pero no vamos a hablar de
la flamante ganadora de La Mostra
sino de otra película que ya obtuvo el galardón hace casi treinta años.
La cinta de Agnès Varda no sólo se hizo con el prestigioso premio veneciano sino que se llevó varias nominaciones a los César de ese año (ya saben, los Óscar franceses), entre ellos el de mejor actriz protagonista, Sandrine Bonnaire, que finalmente ganó. Mucho reconocimiento, todo justo, para un filme que puede ser la obra maestra de la cineasta belga. Una película que, por cierto, pudimos ver hace un par de años en el pasado festival de cine europeo de Sevilla gracias a la retrospectiva que nos regaló la organización del certamen.
Sin techo ni ley es un drama social que representa muy bien todo lo que le interesa a Varda. Primero, porque es un largometraje a medio camino entre la ficción y el documental, muy en la línea de una de las mejores documentalistas de siempre, toda una leyenda viva de este género a nivel mundial; segundo, porque trata un tema querido por Varda cuando describe el desarraigo social y la marginalidad y trata de indagar en las causas que llevan a una persona a rechazar el sistema impuesto por la sociedad occidental.
Como en sus mejores documentales, Los espigadores
y la espigadora (Les glaneurs et la glaneuse, 2000) y su continuación, Dos años después (Les glaneurs et la glaneuse… deux ans après, 2002), con los que tiene mucho en común, la realizadora expone aquí la vida de
una indigente a lo largo del duro invierno francés. La película arranca cuando
un agricultor descubre el cadáver de una joven en medio del campo. Varda se
vale del suspense —¿qué le habrá ocurrido a esta mujer?— para narrar en un
largo flash-back la
historia de la casi adolescente, Mona (a gran nivel nuestra querida actriz chabroliana Sandrine Bonnaire, con tan sólo dieciocho
años, en el papel que le lanzó a la fama).
La directora se sirve de las herramientas que mejor conoce, las del documental, para elaborar una estructura muy atractiva que explica lo que le sucede a Mona en su descenso hacia la desesperanza. Son falsos documentos, entrevistas de ficción que se organizan al inicio o al final de sucesivos cortos ligeramente entrelazados (como los utilizados por Woody Allen en varias de sus películas, recordemos: Coge el dinero y corre, Zelig, Acordes y desacuerdos, entre otras). En ellos, Mona se encuentra con un grupo heterogéneo de personajes: otro indigente que fuma hierba; la criada de una anciana senil; una pareja de pastores; una bióloga que lucha contra una plaga; un inmigrante tunecino y, en fin, con todo tipo de personas marginadas o solitarias por una u otra circunstancia.
Sans toit ni loi es una película que no hay que perderse por su trama, pero también por la composición de las imágenes que gestiona la veterana directora con la aparente sencillez de una maestra. Dos ejemplos: un plano largo nada más comenzar, la protagonista está en la playa, sale del agua, se ha dado quizás el último baño de la temporada —probablemente es septiembre (como ahora)—, pero nada conocemos de ella, da la impresión de que viene del mar directamente, de hecho, los narradores así es como lo cuentan. La segunda es una panorámica (véanla en el trailer de abajo) donde Mona se cruza con una joven de su edad a la entrada de una panadería, ella entra hecha un desastre, sucia, mal vestida, sin nada que llevarse a la boca, la otra sale bien abrigada, con pan y otros alimentos, la cámara deja a Mona y sigue a esta última, finalmente se para en un árbol desnudo, viene el invierno…
Ver Ficha de Sin techo ni ley.
No la he visto y tu reseña ha captado toda mi curiosidad. No sé si podré conseguirla y hacerle hueco para verla, pero la apunto porque me interesa.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Ojalá la puedas conseguir, merece mucho la pena, es una película que no se olvida, como casi todas las de esta veterana directora. La viuda del gran Jacques Demy, por cierto sobre su marido tiene algún que otro documental y un bipoic muy interesante.
EliminarUn abrazo!
Me la perdí en la retrospectiva del festival (ya sabes, por mucho que uno quiera no hay tiempo para todo), pero ahora que me la has recordado a ver si la cazo.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues venga, a la caza.
EliminarA ver qué nos depara este año el festival, ya tengo mono de pelis ¿tú no?
Saludos.
Nada sabía de esta película, lamentablemente alejado casi siempre de esta clase de cien vaya a saber por qué. Pero me ha ganado tu reseña y me han ganado esas imágenes del trailer (y la música que las acompaña): qué suavemente pero con qué viveza se mueve la cámara. Lo malo es que no veo la manera de conseguir verla. Todo lo más tengo acceso (vía biblioteca pública) a una de Varda titulada Los espigadores y la espigadora. En fin, estaré atento a la 2 de RTVE, que de vez en cuando... Un abrazo
ResponderEliminarPues como digo en la reseña, "Sin techo ni ley" tiene mucho que ver con el documental al que aludes, uno de los mejores de la realizadora. Te lo recomiendo efusivamente, y también su continuación: "Dos años después". Te vas a enamorar de la pequeña directora belga, (y de su colección de patatas en forma de corazón jajaja) ya verás...
EliminarUn abrazo.
La referencia que tengo de Agnès Varda la mencionas, el extraordinario documental "Los espigadores y la espigadora", y este otro título que acercas hoy hace años que lo tengo pendiente. Gran directora.
ResponderEliminarSaludos.
Extraordinario, en efecto. ¿Has visto la continuación, "Dos años después"? No te la pierdas, salen los mismos personajes, algunos algo cambiados. La directora tiene mucha más presencia en esta segunda parte que sigue la misma linea estupenda de la primera.
EliminarSaludos.
Agnès Varda es totalmente desconocida para mi y como gran seguidor del cine francés -en parte para no perder mis conocimientos de este idioma-siempre es de agradecer que te den nuevas referencias máxime si las críticas son buenas.
ResponderEliminarUn saludo Ethan y tomo nota.
Por supuesto hay que verla en versión original subtitulada (o sin subtítulos si tienes suficentes conocimientos del idioma del país vecino). La cinta recibió en su día las mejores críticas y ya te digo que se hizo con multitud de premios.
EliminarSaludos.
De Agnès sólo vi lo que expusieron en el CAAC, y me gustó mucho.
ResponderEliminarBuena vuelta de vacaciones.
"Las dos orillas de Agnes Varda" ¿no? Me lo perdí en su día, vamos que no me enteré hasta que fue demasiado tarde.
EliminarIgualmente, ya estamos aquí otro "curso" mas.
Vaya, hoy si que me descubres una película. Y pinta muy bien, ya sabes que me dejo guiar por los títulos que nos enseñas
ResponderEliminarBesos
Creo que merece mucho la pena asomarse al cine de esta directora. No son muchas las realizadoras que consiguen situarse en lo más alto; Varda es una de ellas, sin duda.
EliminarPara mi desconocida pero tú nos la "vendes bien". Intentaremos conseguirla. Siempre aprendiendo contigo Ethan.
ResponderEliminar¡Feliz regreso vacacional! Un abrazo
jajaja, le voy a pedir un porcentaje de las "ventas" a la belga. Si es la mitad de lo simpática que aparece en sus documentales seguro que se ríe también.
EliminarUn abrazo, aquí estamos otro año más.
Recuerdo que me atrajo sobre todo por su inicio que tú describes muy bien, como si la protagonista saliera del agua donde habría permanecido hasta ahora. Eso le daba un toque irreal a una película que navega entre el falso documental. Muy recomendable.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Sí, esa primera secuencia es fantástica, sienta las bases de lo que va a ser la película: Varda mezcla la realidad (la falsa entrevista) con la ficción (hablan de ella como si fuera un fantasma).
EliminarSaludos.
No la he visto aún Ethan, pero cae ya mismo, La Bonnaire, es una actriz que me gusta, la descubrí en LA CEREMONIA, del maestro Chabrol, aparte el cine francés....no sé por qué es una de mis debilidades.
ResponderEliminarSaludos.
Menuda pareja de dos, Isabelle Huppert y Sandrine Bonnaire, haciendo de las suyas con cierta familia mientras suena Don Giovanni en la tele...
EliminarObra maestra de mi admirado Chabrol. También soy un incondicional del cine francés. Por cierto, si te gustan las pelis galas y te gusta la Bonnaire te recomiendo otra cinta que acabo de ver: "Confidencias muy íntimas" de Patrice Leconte, Sandrine Bonnaire en plena forma.
Saludos.
Apuntado queda Ethan. Gracias.
ResponderEliminarHola. Vi la pelicula. Me gusto mucho. Me llamo la atención los personajes que aparecen sobre en final, cubiertos de barro, y con apariencia faunesca. ¿Estan basados en un grupo real existente en Francia? ¿Que nombre tienen?
ResponderEliminarDesconozco lo que me preguntas, pero te aseguro que nada de lo que refleja Varda en la película es gratuito.
EliminarSaludos.