miércoles, 6 de agosto de 2008

ANTES QUE EL DIABLO SEPA QUE HAS MUERTO (Before The Devil Knows You're Dead de Sidney Lumet, 2007)

Recuerde aquellos pesadísimos días de mudanza –yo, desgraciadamente, he tenido muchos-, a la hora de decorar una habitación y después de haber elegido el color que le gustaba para sus paredes, de colocar sus muebles favoritos y de colgar sus mejores cuadros, después de todo eso ¿no ha tenido la sensación de que el resultado no era el deseado y de que algo no encajaba? Una impresión parecida es la que me ha provocado la visión de la última película de mi admirado Sidney Lumet. Y es que, a priori, el proyecto contaba con unos activos magníficos (prestigioso director, excelentes actores, historia atractiva...) para que la cinta hubiera acabado como una de las mejores del año. La realidad ha sido bien distinta.


Es cierto que la técnica utilizada ha sido la adecuada. Lumet, todo un lobo de mar cinematográfico, ha sabido capear el temporal fotográfico que le imponía una historia tan oscura como la de dos hermanos desesperados que roban el negocio de sus padres. La dura luz sobre los rostros de los protagonistas y el acertado uso del gran angular para los momentos de tensión o el teleobjetivo para subrayar el agobiante entorno de la ciudad, confirman la profesionalidad de este gran realizador. Su dominio de la cámara en interiores ya no sorprende a nadie después de los ejercicios de estilo realizados en más de cincuenta años de carrera. El problema no ha sido técnico, no, lo que ha fallado es casi todo lo demás.

El apartarse de una estructura lineal puede resultar interesante (Lumet ya ha experimentado con flash back en anteriores producciones de manera brillante, piénsese en El Prestamista) siempre que se respete el juego que cada uno se imponga. Me explico: si el punto de vista es lo que señala cada ruptura de la trama, habrá que tener especial cuidado en no perderlo en ningún momento. No se deben montar escenas donde el personaje desde el que se está narrando no esté presente. Lumet comete ese fallo en todos los episodios, no sé si de forma intencionada; el caso es que no queda bien.

La trama es previsible, pero ese no es el error, de hecho el realizador avisa con buen criterio de lo que se avecina cuando, en el arranque, los ladrones se cruzan con una siniestra furgoneta, un coche negro de aspecto fúnebre. Es el desarrollo final lo que da al traste con todo lo realizado anteriormente: una anómala conclusión que no encaja con el realismo que suele acompañar a las mejores cintas de Lumet.


Esa realidad entendida por el director en 12 Hombres sin piedad, Larga jornada hacia la noche o Tarde de Perros es el resultado de un trabajo previo extraordinario con actores y actrices. Me gustaría saber qué es lo que ha ocurrido en esta ocasión para que las actuaciones de los dos personajes principales -nada que reprochar al gran Albert Finney- de una sensación de falta de sinceridad.

Demasiados traspiés para una película de Sidney Lumet. La desventaja de tener una obra tan sólida a sus espaldas es que a un director de este tamaño siempre se le pide un largometraje de gran nivel. Es como si después de haber gastado dinero y energías en pintar una habitación y amueblarla al gusto de cada uno, los cuadros quedan torcidos o la televisión no se ve desde nuestra butaca o sofá preferidos.


Ver Ficha de Antes que El Diablo sepa que has muerto.

5 comentarios:

  1. A pesar de Lumet, es una película que no me atrajo en su momento como para ir al cine a verla y después de leerte, creo que va a seguir ocupando un lugar poco destacado en mi lista de prioridades cinéfilas.

    Que bueno tenerte de vuelta, echaba de menos tus entradas en el blog.

    Un beso

    P.D: De mudanzas también va una bien servida jajajajajaja.

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  2. Hay muchas pelis que no he podido ver esta temporada, pero ahora, gracias a los cine de verano, puedo recuperar el tiempo perdido (tiempo perdido: dícese de las horas malgastadas en el trabajo y no dedicadas al cine).
    Claro que no todas resultan ser como uno las esperaba. A ver si hay más suerte con la próxima.
    Besos.

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  3. Bueno, la verdad es que no había visto yo la peli desde esa perspectiva. Quizá me dejé llevar por la mediocridad imperante en la cartelera y esta me pareció mejor de lo que era. Con todo, echa un vistazo si quieres: elindefilocinesnable.blogspot.com/2008/07/cuando-todo-va-mal.html

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  4. En ocasiones, aunque pocas, hago las cosas por obligazzión. Hazze 3 meses, alguien a quien había prestado “Aparajito” y “Pather Panchali” y en agradezzimiento por la belleza de las libélulas y el porte aristocrático de un hindú de largas manos, me dejó entre collis y un laboratorio de microbiología “Antes que el diablo sepa que has muerto”.

    Hubo dos cosas que hizzieron que viera la peli con zzierto interés: Lumet (aunque irregular, suele gustarme) y un azztor inmenso del que ya hemos hablado en alguna ocasión: Philip Seymour Hoffman. No me equivoqué. Lumet hazze, en esta ocasión, un trabajo más que bueno. Una muestra maravillosa del zzine clásico del que ya no se hazze, exzzepto direzztores enormes como Clint, al que recordé en muchos momentos de la zzinta. La historia mezcla, de forma magistral, la mejor muestra del zzine negro con una tragedia familiar. Una chapuzza de atraco y el azzar, que tiene opinión personal, saca de unos personajes (estos sí que son indeseables de verdazz) lo peor que llevan dentro y que es mucho. De Hoffman, no puedo contar nada que no haya dicho en muchas ocasiones; aquí se hazze indeseable, gordo, vomitivo y, moralmente, inadmisible y lo hazze tan bien (como siempre) que llegas a odiarle. Me sorprendió, igualmente, el trabajo de Ethan Hawke, al que recordaba por una bonita peli de zzierto éxito en su momento “Antes de amanecer”, la historia de dos personas que se enamoran y que, en aparienzzia, jamás volverán a verse después de unas horas en Viena; un registro muy diferente el de este aztor, que borda el papel en la película de Lumet.

    Han pasado, apenas 24 horas desde que he visto la peli. Tres días desde que vi “El lado oscuro del corazzón” con las pequeñas y lejanas luzzes nozzturnas detrás del televisor, algunos años desde que vi “La canzzión del camino” en la luminosa Casa del Monasterio y apenas restan unas pocas hasta que vea 26 furiosos perros que galopan por una calle de un lejano país en guerra; fue en ese prezziso instante cuando me quedé dormida. Lo que me apasiona del zzine, lo que me gusta, entre otras muchas cosas, es que puedo hazzerme una idea de lo que siente un extraño chino que lleva un kimono, pero que no es chino; recorrer las calles de Viena con dos enamorados; ser espezztadora de un drama familiar con asesinato incluído o que 26 perros negros se deslizzen por enzzima de mi cama, justo antes del momento en que me quedo dormida, sin haber terminado de ver “Vals con Bashir”

    Caperuzzita

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  5. No estamos de acuerdo, Caperuza. Ni me parecen acertadas las actuaciones de los protagonistas (a excepción del gran Finney), ni está conseguida la resolución, ni están bien planteados los flash-back. Pero es una opinión, claro.
    Besos.
    P.D.: Qué ganas de ver Valsh co Bashir!

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