Con el palmarés del festival tras
los talones, escribimos nuestra última crónica antes de conocer la decisión del jurado, y
hacemos una apuesta algo arriesgada porque no hemos podido ver todas las películas, aunque sí las tres siguientes:
THE HERE AFTER
Compitiendo por el premio del
público viene esta cinta del norte de Europa, dirigida por el realizador sueco Magnus
von Horn. La organización del festival la compara con The Hunt (Thomas Vinteberg, 2012), por aquello de haberse
financiado con la misma productora, y por tratarse de una caza en toda regla,
en este caso contra un joven que acaba de salir del reformatorio tras cumplir
condena por asesinato.
A nosotros, sin embargo, nos parece más en la línea de
El Hijo (Le Fils de Luc y Jean-Pierre Dardenne, 2002) con una trama muy similar (incluso hay escenas calcadas como la del comienzo dentro del automóvil), donde la
reinserción de alguien que ha cometido un error a tan temprana edad parece tarea imposible, aunque siempre queda margen para la esperanza.
No obstante, The here after tiene
sus propias características que la hacen diferente a cualquier otra. Desde luego, el frío acento del país nórdico, patente en la puesta en escena y en la
violencia explícita, es una de ellas; y la presencia de la muerte que planea a lo largo de todo el
metraje configurando un halo de pesimismo, es otra. Y no sólo por lo que se refiere a la trama, sino por el miedo latente
que familia y compañeros tienen hacia el recién llegado, por todo lo que rodea
a la enfermedad de la mascota, por la subtrama que concierne al abuelo demente,
y por lo morboso de la relación entre el joven protagonista y su nueva, y a la
sazón, única amiga.
LAS MIL Y UNA NOCHES: EL EMBELESADO.
Como no se puede estar a todo, nos
hemos decidido por ver la tercera entrega de la trilogía que Miguel Gomes ha
realizado en torno al cuento de Sherezade. De la célebre historia, el director
luso sólo ha tomado la estructura y poco más para producir un enorme fresco donde
la realidad social de su país se mezcla con la fantasía de su ferviente
imaginación.
Habrá que ver el resto de la trilogía para darse
una idea más completa, pero esta tercera película nos ha parecido de nuevo irregular
debido a algo que ya le sucedió al director cuando nos presentó aquella cinta tan atractiva
que fue Tabú (2012) Como le ocurrió entonces, la parte de fantasía supera con creces a la parte semi documental: la mezcla ingeniosa de fábulas como las del
ladrón, el procreador guapo, pero tonto, y el genio del viento, son de un
frescor que, como dice el título, embelesa. El anacronismo intencionado es un recurso humorístico bien llevado por el realizador; igual que la música y los bellos encuadres de la costa invitan a la contemplación de imágenes muy bien filmadas.
Sin embargo, el intento de enlazar
estos cuentos al más puro estilo Pasolini con el documento acerca de los pájaros
pinzones, creemos que no está a la altura. Primero porque se alarga muchísimo
en el tiempo, y segundo porque la crítica política —el verdadero propósito de
la cinta, al menos en esta parte— se consigue sólo a medias cuando Gomes va
presentando a los personajes aficionados a la cría de pájaros: la mayoría se
encuentra en paro y viven en precario en las casas sociales que el gobierno ha construido
para sustituir a las chabolas de la periferia de Lisboa. Una manifestación de las fuerza de seguridad y comentarios del autor al inicio de la cinta parecen insertos para dotar de suficientes elementos de denuncia a una cinta que, o no los necesita, o no se han utilizado bien.
Añadimos unas letras acerca de la segunda parte de la trilogía, que acabamos de ver: Las mil y una noches: El desolado. Bastante mejor que la tercera, comentada más arriba. Se echa en falta algo de la fantasía del Embelesado, de su rodaje a lo Pier Paolo Pasilini, pero sin embargo la mezcla de documental y ficción está mucho más conseguida. La crítica social y política es rotunda y adecuada. Destacamos los relatos de la juez y los cortos de la torre de apartamentos. Ya sólo nos queda ver la primera entrega.
Añadimos unas letras acerca de la segunda parte de la trilogía, que acabamos de ver: Las mil y una noches: El desolado. Bastante mejor que la tercera, comentada más arriba. Se echa en falta algo de la fantasía del Embelesado, de su rodaje a lo Pier Paolo Pasilini, pero sin embargo la mezcla de documental y ficción está mucho más conseguida. La crítica social y política es rotunda y adecuada. Destacamos los relatos de la juez y los cortos de la torre de apartamentos. Ya sólo nos queda ver la primera entrega.
LANGOSTA
Nuestra apuesta para ganar el
Giraldillo de Oro y algún premio más. Sobre todo por la originalidad de la trama, algo que ya es sinónimo
del nombre del director: Yorgos Lanthimos.
Creemos que el cineasta griego se ha
superado en esta ocasión con un filme que navega entre la comedia, la ciencia-ficción y
el drama. Lanthimos se imagina un mundo estructurado en torno a la relación de
pareja. Por un lado, digamos viviendo de forma normal, se encuentran los
casados; por otro, escondidos y perseguidos por la ley, están los solteros, los
que quieren vivir sin la responsabilidad de formar una familia. Entre medias,
sobreviven los que no tienen una relación, pero la buscan desesperadamente. Para
estos últimos, el gobierno ha ideado un hotel que los acoge con la intención de
que encuentren a su media naranja. El problema es que si no lo consiguen en
cuarenta días, tendrán que ser reconvertidos en otra especie animal.
Una trama tan absurda como divertida.
No sabemos si la intención de Lanthimos era rodar una comedia —funciona muy
bien como tal—, creemos que sí, aunque la seria actuación de todo el elenco,
encabezada por un Colin Farrell con barriga cervecera de funcionario que quiere terminar sus días reconvertido en una langosta, nos hace
dudar de si no estamos ante un drama fantástico.
El estilo de Lanthimos mejora por
momentos. En esta nueva propuesta se nos antoja que camina entre el Woody Allen
de El
Dormilón (Sleeper, 1973) y los sketchs humorísticos
de Roy Andersson. En cualquier caso, es un estilo único muy atractivo donde el protagonista (Farrell) deambula perdido en esta extraña civilización, intenta
encajar en cualquier de los tres estamentos, sin lograrlo del todo. Es decir, como cualquiera de nosotros.
Nos acabamos de enterar del resultado del palmarés (mañana lo colgaremos aquí): no hemos ganado la apuesta, aunque casi: Langosta, se ha llevado el premio EURIMAGES de las cintas coproducidas por ese fondo europeo. La ganadora del Giraldillo de Oro es una película española que no hemos visto: La academia de las musas (José Luis Guerín, 2015). ¡Ah!, Roberto Minervini (The Other Side) se ha llevado el de mejor dirección, ¡con todo merecimiento! Ampliaremos la noticia.
Pues me alegro hayan ganado dos pelis que tenía señaladas para verlas,. peor como no se puede estar en todas...
ResponderEliminarLangosta seguro la pasaran en cine. Lo espero.
Me da la sensación de que oiremos hablar mucho de "langosta" en los próximos meses.
EliminarQué ganas de ver "The lobster",tiene una pinta estupenda.
ResponderEliminarFelices fiestas.
Un abrazo
No te la pierdas, como poco te sorprenderá.
EliminarAbrazos.